Inversores del sector eléctrico preparan una oferta por la nuclear de Garoña
Un grupo de comercializadoras eléctricas y expertos del sector tienen preparada una oferta por Garoña, en el caso de que, finalmente, Endesa e Iberdrola desistan de seguir explotándola. Ese interés por la nuclear se une al mostrado por la patronal Confemetal, que la querría para el abastecimiento de sus socios.
La decisión de Nuclenor, propietaria de la central nuclear de Santa María de Garoña, de no solicitar la prórroga para seguir funcionandomás allá de julio de 2013, ha animado a un grupo de inversores del sector eléctrico a preparar una oferta por la planta burgalesa. Dicho interés se une al que ha mostrado públicamente la patronal de industrias del metal, Confemetal, si bien, en este caso, las empresas que la integran aspiran a explotar Garoña para su propio consumo.
Por contra, los citados inversores, entre los que se encuentran comercializadoras eléctricas y expertos del sector, quieren hacerse con la planta para verter su producción a la red. De esta manera, el bajo precio de la energía producida por Garoña, "redundaría en beneficio de todos los ciudadanos y no solo de unos cuantos industriales", aseguran fuentes del citado grupo, que prefieren de momento mantener el anonimato.
Frente a la posición de Nuclenor, sociedad participada al 50% por Endesa e Iberdrola, que considera que las inversiones a las que obliga laUE tras los test de estrés realizados a raíz del accidente de Fukushima y el coste del futuro impuesto del 6% a la generación aprobado por elGobierno no hacen rentable Garoña, los nuevos interesados no están de acuerdo: "Si no lo es Garoña, que es la central más amortizada de todo el parque , no lo sería el resto", señalan.
Y no descartan además que la vida útil pueda llegar a ampliarse hasta los 60 años. En 2009, Garoña cumplió los 40 años y el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) le autorizó a funcionar otros 10 años, que el Gobierno de Zapatero limitó por decreto a 2013 a través de un decreto y que, a su vez, el de Rajoy derogó a finales de diciembre.
Para demostrar la rentabilidad de la planta, los interesados argumentan que el coste de producción de Garoña es de 20 euros/MWh mientras cobra un precio en el mercado mayorista de la electricidad (pool) por encima de 50 euros/MWh. Además -añaden-, el futuro impuesto a la generación, cuyo proyecto de ley se tramita ahora en el Parlamento, se puede repercutir al consumidor y la inversión requerida por la UE, entre 100 y 150 millones de euros, es perfectamente asumible. Respecto al precio por Garoña, "si las eléctricas están dispuestas a cerrarla, eso significa que no vale nada", subrayan las mismas fuentes.
Sea como fuere, esta oferta, y la que pudiera hacer Confemetal, no favorecen la posición de Endesa e Iberdrola, que han lanzado un órdago al Gobierno al negarse a solicitar la prórroga dentro del plazo establecido (el pasado 4 de septiembre) y ha solicitar una nueva.
No obstante, fuentes empresariales reconocen que la intención es mantener las negociaciones con el Gobierno en tanto dura la tramitación del proyecto de ley de medidas fiscales para el sector energético, para lograr que Garoña quede exenta del impuesto del 6%.
La pose de Nuclenor
Un favoritismo legal que las propias eléctricas consideran difícil de conseguir. De hecho, consideran más plausible que la exención se aplique a toda la producción nuclear y no solo a una central. En cualquier caso, frente a las declaraciones del ministro de Industria, José Manuel Soria, dando por muerta la prórroga, las dos grandes eléctricas no han tirado la toalla y mantienen su interés por Garoña, aunque con la pose pública de que no les importa la clausura de la planta.
Lo que realmente no les interesa, aseguran en el sector, es que otros se queden con una planta de 460 MW de capacidad, cuya producción diaria tira hacia abajo de los precios marginalistas del pool. Un cambio de titularidad perjudicaría a las grandes eléctricas, que se beneficiarían de los precios que recibirían sin Garoña sus otras tecnologías más caras.
Un emplazamiento difícil de obtener
Además de poder explotar Garoña hasta el año 2019, el grupo de empresas y expertos interesados en comprarla confían en que el Gobierno pueda en algún momento ampliar su vida útil hasta los 60 años. Y, en cualquier caso, siempre quedaría el valor del emplazamiento, que ya tendría la calificación y los permisos correspondientes para futuros proyectos atómicos.
Una de las dificultades para el traspaso de la planta, en el caso de que Endesa e Iberdrola desistieran de continuar con su producción, algo altamente improbable, es que los terrenos son de su propiedad. No obstante, existen procedimientos a los que la Administración podría recurrir para cederla a un tercero, por ejemplo, una expropiación forzosa por razones de utilidad pública. De hecho, Confemetal, que ha declarado que quiere esta instalación para el abastecimiento de sus miles de asociados, cuenta con que se cedería en una posible subasta, que realizaría el Estado. Estas ofertas ponen en un brete a las eléctricas, que han lanzado un pulso al Gobierno de Mariano Rajoy al negarse a solicitar la prórroga que gentilmente les ofreció, tras derogar el cierre decretado por Zapatero en 2013. Un gesto pronuclear que las empresas han despreciado y que podría volverse en su contra, según opinan en el sector.