Tranquilidad sin alivio para la deuda
La prima de riesgo se mantiene estable pese a las malas noticias gracias a la parálisis de los inversores, que continúan inquietos sobre el objetivo de déficit.
La prima de riesgo española y la capacidad de financiación del país disfrutan estos días de una calma chicha difícil de interpretar. Su quietud convive con la confusión que reina alrededor de la posibilidad de que España pida nueva ayuda financiera a sus socios europeos y que estos días es pasto del ruido político y de declaraciones contradictorias y amenudo confusas. Sin embargo, la templanza que muestra la prima de riesgo sigue escondiendo la tensión y la incertidumbre respecto a España que pesa sobre los inversores, paralizados ahora que no está claro el curso más inmediato de los acontecimientos.
El BCE puso a España en la senda de la petición de un segundo rescate -una vez solicitado el del sistema financiero- el pasado agosto, cuando se prestó a comprar deuda soberana de un país en apuros siempre y cuando se retratara en su debilidad financiera y pidiera la ayuda. Desde entonces, la expectativa es que el Gobierno pida socorro a sus vecinos pero esas tesis ha encallado estos días ante la negativa alemana. De hecho, tal y como ha explicado José Viñals, director del mercado de capitales del FMI y exsubgobernador del Banco de España sin dar nombres de protagonistas, ahora el riesgo bien puede ser doble. El de un país necesitado de ayuda que se resista como gato panza arriba a solicitarla, aún a riesgo de que se dispare su coste de financiación y también el riesgo contrario. El de ese mismo país que, reconociendo su necesidad de socorro, se encuentre con la negativa de sus vecinos a ayudarle.
Los mensajes lanzados estos días desde Alemania y España apuntan en ambas direcciones. El Gobierno de Angela Merkel defiende que la situación de España no es tan apremiante como para pedir ayuda, una declaración en la que hay que leer entre líneas. El temor alemán es que la activación de una ayuda para España -que sería la primera que concede el fondo de rescate europeo con el apoyo en paralelo de las compras del BCE, en una fórmula sin precedentes- abra el camino de los rescates blandos. No solo porque sea un rescate distinto a los de Portugal, Grecia o Irlanda, a quienes el mercado directamente cegó la posibilidad de financiación, sino porque no se conceda a cambio de un compromiso indiscutible con el rigor fiscal y el cumplimiento de los objetivos de déficit.
Y el aviso no es solo para España sino para Italia y Francia, países que podrían beneficiarse de una intervención del BCE en el mercado que también suavizara sus primas de riesgo, sin necesidad de haber asumido compromisos adicionales de austeridad. Con sus advertencias, Alemania también consigue que la prima de riesgo española no se suavice únicamente por la mera expectativa, aún sin materializarse, de una intervención del BCE, sin más obligaciones de por medio.
Por su parte, el Gobierno español continúa sin precisar qué hará -aunque haya avanzado la necesidad de que actúe el BCE, apuntando con ello a la petición del rescate previo- y deja correr el calendario. La demora en la petición del rescate beneficia a los intereses de Mariano Rajoy, que el próximo 21 de octubre afronta las elecciones autonómicas en Galicia y el 25 de noviembre, en Cataluña. Estos últimos comicios son de hecho el nuevo gran desafío para el Ejecutivo, ya que la apuesta soberanista planteada por el presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha sembrado la inquietud entre los inversores sobre la capacidad del Gobierno central de poner orden en el conjunto de las cuentas públicas del Estado. La agencia de calificación Standard & Poor's ya alerta de ello en los argumentos con los que acaba de justificar la rebaja del rating soberano de España al filo del bono basura.
Pero, al margen de que la agenda política invite a retrasar el momento de la petición de ayuda, la gravedad de la crisis económica persiste, tal y como también advierte S&P. "El anuncio de que el BCE comprará deuda, previa petición de un rescate, tiene carácter disuasorio. Pero la verdadera clave que decidirá el curso de los acontecimientos y de los mercados es la capacidad de España para cumplir con los compromisos de déficit pactados y de transmitir la credibilidad de que será capaz de ello", resume José Luis Martínez Campuzano, estratega jefe de Citi en España.
Para Javier Casal, subdirector de deuda pública de Ahorro Corporación, "hay muchas dudas sobre las posibilidades de que España cumpla con el objetivo de déficit público". Y anticipa, en línea con lo que ya sugieren empresarios españoles y el propio FMI, que España "va a tener que pedir ayuda". Mientras tanto, el Tesoro continúa superando obstáculos y está resolviendo todas sus emisiones de deuda sin grandes apuros. "Está cumpliendo objetivos, no está teniendo ningún tipo de problema para captar fondos", aseguran desde uno de los bancos creadores de mercado para el Tesoro español. Sin embargo, fuentes financieras recuerdan que el entorno favorable que ha permitido relajar la prima de riesgo en los dos últimos meses no se debe sino a la expectativa de que el BCE intervenga en elmercado y a que, por tanto, España solicite la ayuda.