España pierde otra oportunidad
España vuelve a imitar a Don Quijote. Su último intento de apuntalar la confianza en su sistema bancario debía ser el último. Madrid esperaba bombear el capital suficiente a sus entidades para acabar con las preocupaciones. Pero los optimistas supuestos elegidos por el Gobierno siguen estando muy cerca del siempre soñador personaje literario de Cervantes.
Los test de estrés calculan un agujero de 59.000 millones de euros en los balances de los bancos españoles. Banco Popular, un importante banco y no una caja enferma, necesita ahora encontrar unos 3.000 millones de capital, una suma que se aproxima a su capitalización bursátil.
Pero la mitad de los 14 bancos examinados quedaron impunes, sin requerimientos para aumentar su capital. La razón principal es que España piensa que sus bancos pueden tener un beneficio de 59.000 millones de euros en los próximos tres años. Es cierto, si Madrid puede implementar sus últimas medidas de austeridad y frenar los intereses de sus bonos soberanos aceptando el rescate de la eurozona no es imposible que estos beneficios puedan materializarse.
Pero para romper el círculo vicioso entre los bancos y su enfermo soberano, hubiera sido mejor un enfoque más conservador. Sin esos beneficios, BBVA es el único de los 14 bancos revisados que no necesitaría capital.
Otra forma de mirarlo es comparar los test de estrés de España con los de Irlanda. Estos asumieron que el sector entero tuvo pérdidas crediticias del 24%. En España el número es el 17%. Los bancos españoles necesitarían 94.000 millones de euros con el criterio irlandés.
Estos podrían decir que están en una mejor situación. Pero la Unión Europea puso 100.000 millones de euros para restaurar la confianza en el sistema. La única excusa del presidente Mariano Rajoy para no usar todos los fondos fue su promesa de que los supuestos serían lo suficientemente conservadores. Dado que no lo son, España ha perdido otra oportunidad.