Transparencia y eficacia en la CNMV
El relevo del presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) -Julio Segura finaliza su mandato el próximo 6 de octubre- es uno de esos nombramientos que hacen correr ríos de tinta y disparan las apuestas en forma de quinielas. En esta ocasión, la trascendencia de las noticias económicas de los momentos que vivimos dota de sordina al proceso. A ello también habrá contribuido el perfil bajo del presidente saliente y la ausencia de escándalos notables, como ocurrió en el caso de algunos de sus predecesores más inmediatos. Pero todo lo anterior no debe ocultar la magnífica ocasión perdida por el Gobierno a raíz de los cambios en la cúpula del Banco de España. El paso de Fernando Restoy de la vicepresidencia de la CNMV al puesto de número dos del Banco de España, el pasado 15 de junio, abría una inapreciable oportunidad para colocar en el puesto que dejaba al futuro presidente de la Comisión. Eso le daría tiempo para ponerse al día en una compleja transmisión en la que, como ha recordado el propio Julio Segura en su despedida pública, debe decidir con criterio en 50 temas complejos desde el primer día. Nadie va a discutir aquí la dificultad e importancia de la labor de la Comisión de Valores, pero es de esperar que todo el trabajo pendiente no sea por falta de eficacia. Resolver el asunto de las preferentes marcará al nuevo responsable de la CNMV.