El plan alemán no cambia
La eurozona ha esquivado otra crisis innecesaria. Es la única consecuencia real de la decisión del Tribunal Constitucional de Alemania de dar su bendición al nuevo fondo de rescate permanente de la Unión Monetaria.
Olvide los suspiros de alivio escuchados en todas las capitales europeas. El fallo no cambia demasiado las dinámicas fundamentales de la crisis. Con cada paso que se dé, Alemania tendrá que estar convencida de que su bienestar financiero no se verá amenazado por la situación fiscal de la periferia. Y Angela Merkel no se moverá de su pensamiento de que la austeridad es la primera respuesta a los problemas de la eurozona.
Los líderes de esta, incluida Merkel, han solido expresar su frustración por la celosa protección de la corte de Karlsruhe a la soberanía fiscal alemana. Pero Alemania debería servir como ejemplo a otros Gobiernos, demasiado apresurados en eludir procedimientos democráticos en la búsqueda de soluciones urgentes. La única manera en que los Gobiernos obtendrán el apoyo público para la próxima fase de integración de la eurozona es si llevan a cabo procedimientos democráticos seguros y respetados.
La decisión del tribunal permite ahora al MEDE tomar el papel de su predecesor, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. La condición principal es que el Gobierno de Merkel debe tener el apoyo del Parlamento para incrementar la aportación por encima de los 190.000 millones de euros. Los europtimistas no deberían dejarse llevar por esta decisión. Angela Merkel puede pasar por intransigente entre sus colegas europeos, pero se enfrenta a una población que no se toma a la ligera lo que percibe como una generosidad inmerecida a los países irresponsables. Por contra, la oposición del Bundesbank al plan de compra de bonos del Banco Central Europeo parece ser más popular.
Por encima de todo, Merkel cree que el principal problema de Europa es que los países con déficits no cambiarán. La corte ha hablado. Y la crisis perdura.
Por Pierre Briançon