Las entidades más débiles se la juegan a una sola carta
Terminaron las vacaciones y llegó el temido mes de septiembre con el inicio de un curso con perspectivas totalmente desoladoras para la economía española. El Gobierno ha tenido unas vacaciones cortas, lo mismo que el sector financiero, que durante el mes de agosto ha intensificado sus contactos para dar forma casi definitiva a lo que será el nuevo mapa bancario español para los próximos años, y en el que la Unión Europea ha tenido mucho que decir.
Quedan unas dos semanas para que Oliver Wyman dé a conocer las posibles necesidades de capital de cada una de las entidades financieras que componen en la actualidad el sistema financiero español. Las nuevas pruebas de resistencia que ultima esta consultora con los datos elaborados por las cuatro principales auditoras del país son la clave para conocer las ayudas definitivas que España solicitará a la UE, y que según ha repetido en varias ocasiones el Gobierno no sobrepasarán los 60.000 millones de euros, con lo que se aleja de la línea de crédito abierta por Europa de 100.000 millones.
Auditorías
Popular reconoce que estudia la posible integración de BMN para ganar tamaño
Como lleva ocurriendo desde hace algo más de dos años, y tras las distintas normas y peticiones de capital y provisiones que se han ido solicitando en este periodo, los resultados de estas auditorías provocarán otra oleada de fusiones, la definitiva. Y, prácticamente, pondrá fin al sector de las cajas de ahorros, aunque puede que quede alguna como muestra de lo que fue un sector clave para la economía española en las últimas décadas, pero que sucumbió al boom inmobiliario como lo hizo el sistema de crecimiento del país. Como un castillo de naipes las cajas y el ladrillo se han desmoronado a la vez.
De momento, ayer Banco Popular reconoció a la CNMV que mantenía contactos con BMN para su compra, aunque también explica que no había ningún acuerdo suscrito, y añade que no es la única opción que baraja.
Ambos grupos necesitan recapitalizarse tras las últimas normas aprobadas por Economía, aunque el banco que preside Ángel Ron, que todavía está en plena integración de Banco Pastor, está pendiente de la venta de una serie de activos y de una ampliación de capital para evitar solicitar ayudas a Bruselas. Popular hará lo que sea con tal de no acudir a la ventanilla europea.
Pero esta no es la única puerta que ha cruzado Popular en los últimos meses, y que puede que no estén cerradas del todo, a tenor de la comunicación del banco a la CNMV. Ron también ha mantenido contactos, aunque informales, con Isidro Fainé, presidente de CaixaBank y de CECA. Y no era la primera vez. Hace casi dos años, antes de que La Caixa crease CaixaBank, el grupo catalán se acercó a Banco Popular y a Banco Sabadell. Ron incluso ha hablado con Amado Franco, su homólogo en Ibercaja.
El problema es que una operación entre CaixaBank y Popular dejaría muy diluida la participación del banco que preside Ron en el hipotético grupo.
Ibercaja, mientras, tiene una cita importante el 29 de septiembre con Liberbank. Ese día es el que han fijado para que sus respectivas juntas aprueben su fusión. Esta operación, a la que se suma Caja 3, que ya llegó a un acuerdo con Ibercaja, podría llevar consigo la petición de ayudas públicas, algo a lo que la entidad aragonesa se había negado hasta ahora.
Todo indica que esta operación a tres bandas sigue su curso, pero varias fuentes consultadas aseguran que hasta que no se conozcan los resultados de Oliver Wyman "puede ocurrir casi todo, incluso que se rompa la operación".
Banco Sabadell, que estaba como Popular, muy concentrado en poder adquirir la nacionalizada Catalunya Caixa, tampoco quiere quedarse quieto. La operación con CAM "le ha salido redonda", según comenta casi todo el sector.
Por ello, no descarta entrar en otra fusión en este proceso de reestructuración. Y una vez que la subasta de la caja catalana ha quedado en el aire (podría celebrarse este invierno, según apunta el ministro de Economía, Luis de Guindos) no ha querido quedarse quieto. Lo mismo les sucede a las cajas vascas unidas en Kutxabank. Varias fuentes financieras aseguran que el banco que preside José Oliu ha comenzado a "coquetear" con el grupo vasco. Kutxabank también estuvo interesado por Catalunya Caixa.
Novagalicia y Banco de Valencia, también nacionalizados, están pendientes de su futuro. Bankia, mientras, recibió el lunes una nueva inyección de capital público español a la espera de que lleguen los fondos de Bruselas.
El FROB ha decidido inyectar 4.500 millones de euros en Bankia, una vez que el grupo anunciase unas pérdidas de 4.448 millones de euros en el primer semestre del presente ejercicio.
Bruselas ya cuenta con su plan de reestructuración, que contrario a lo que se preveía inicialmente no supondrá otro masivo cierre de oficinas, explican fuentes del grupo.
"Habrá cierres, pero de las oficinas no rentables. La falta de compradores es uno de los motivos por los que no se hará otra criba como la que se realizó con su creación tras la fusión de Caja Madrid, Bancaja y otras cinco cajas de ahorros.