Pulso para que la deuda no pase a ser del Estado
La mayoría de los detalles del diseño del banco malo, cuyos rasgos generales se harán públicos en el Consejo de Ministros del viernes, siguen todavía abiertos. Uno de los elementos claves que está retrasando su desarrollo normativo es el pulso que mantiene Madrid con Eurostat para intentar conseguir que las emisiones de deuda del banco malo -avaladas por el Estado- no computen como deuda pública, en un momento en el que el país lucha por sanear sus cuentas. Fuentes cercanas al diseño de la sociedad de gestión de activos tóxicos reconocen que en Eurostat no están por la labor de flexibilizar su contabilidad "por la experiencia que ya han tenido con los países de la Europa periférica". Estas mismas fuentes aseguran, sin embargo, que en el caso del banco malo irlandés se permitió que la deuda de la sociedad no afectara a la del país.
Otra de las decisiones que sigue siendo objeto de debate es la posibilidad, apuntada por Bruselas, de que el banco malo no solo absorba los inmuebles adjudicados y créditos concedidos a promotores, sino todos aquellos préstamos dudosos, aunque afecten a otros ámbitos como el consumo, por ejemplo.
En la forja del banco malo, que probablemente tome forma como un nuevo tipo de sociedad ad hoc menos sujeta a la regulación que el resto, se están teniendo en cuenta todos los supuestos que haría falta sortear. Entre ellos se encuentra la necesidad de permitir que cualquier activo o crédito pase al banco malo, aunque el mismo esté sujeto a un proceso concursal, lo que no sería posible con otra sociedad normal.