_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El futuro de las escuelas de negocio

Las escuelas de negocios juegan un papel clave en la sociedad y en el tejido empresarial, pero, ¿cuál es su futuro? ¿En qué medida tienen influencia en la educación y formación de la sociedad? ¿Y qué responsabilidad tienen en la creación de los neodirectivos y de las nuevas empresas del futuro?

El sector de las escuelas de negocios se ha visto afectado por la situación actual de la misma manera que el resto de sectores, y ha tenido que realizar un proceso de reingeniería para seguir adelante. Lamentablemente, la formación carga con el fatídico lastre de estar concebida dentro de la partida de gastos y no dentro de la de inversiones, como un préstamo de conocimiento desde un futuro cercano hasta el presente en el que nos encontramos.

Metodologías online, formación blended (que combina formación presencial y online) y procesos de internacionalización como primer objetivo estratégico en países emergentes. Estos son algunos de los caminos elegidos por las escuelas para paliar esta situación de incertidumbre, desde la que se tiene que dar las claves y el aliento necesario a los futuros directivos para que formen parte del apasionante reto del futuro y el panorama emprendedor del mañana.

El futuro de las escuelas de negocios pasa por la adaptabilidad en su sentido más amplio: adaptabilidad del profesorado, de los contenidos, de la metodología y del enfoque. Los contenidos de los programas deben nutrirse directamente de la situación actual y adaptarse tan rápido como sea posible para llegar al aula con la mayor brevedad, disminuyendo así la incertidumbre para la toma de decisiones futuras.

En cuanto a su influencia en la sociedad y en los futuros directivos, la manera en la que se forme a los directivos del presente condicionará directamente las empresas y las gestiones de las mismas del mañana. No solo impregnando matices en los estilos de liderazgo o de gestión en las organizaciones, sino trasladando todos los contenidos aprendidos y asimilados desde la gestión o contratación de personal, creación de empresas socialmente responsables, hasta la facilitación de la búsqueda de una conciliación personal y profesional de sus empleados.

Sabemos que un altísimo porcentaje de los directores generales de las empresas situadas en el top de las 10 nacionales e internacionales han estudiado algún tipo de MBA en alguna escuela de negocios.

Incluso, en un elevado porcentaje, habrán compartido el mismo aula. Por tanto, la responsabilidad de las escuelas en la transmisión de valores, políticas de gestión de las principales empresas y, por ende, de las principales economías mundiales, es muy elevada.

Las políticas low cost no pueden aterrizar y no tienen cabida en la formación. Es contraproducente bajar el nivel de enseñanza y exigencia, puesto que estamos sentando las bases de la sociedad futura, de los directivos a corto/medio plazo y los cimientos del tejido empresarial que podrán sustentar la economía local, regional y aportar, en la medida de sus posibilidades, a la nacional. A pesar de que la complejidad de la situación requiere un planteamiento de cualquier tipo de inversión desde el punto de vista de las empresas, la formación de sus propios directivos no debe ser objeto de recorte, sino más bien lo contrario.

Lo único que diferenciará a las organizaciones serán los conocimientos, experiencias, competencias y habilidades adquiridas por sus equipos.

Es hora de reinventarse, innovar, buscar nuevos modelos, nuevas fórmulas, nuevos nichos, pero, sobre todo, de formarse para tomar las decisiones más adecuadas y salir reforzados. Esta reingeniería debe partir de las escuelas, pasar por los directivos o futuros directivos a las empresas y por ende, a la sociedad.

Se trata de una retroalimentación vital y fundamental para el desarrollo de una sociedad del conocimiento asentada. Sociedades basadas en ese intangible tan valioso como es el conocimiento, facilitadoras del avance social y tecnológico, son el futuro de la economía en la que vivimos.

Pablo Ferreirós. International Commercial Associate Director en Deusto Business School

Archivado En

_
_