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Columna
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Heineken acaba viendo el farol

La cervecera holandesa Heineken elevó su oferta por Asia Pacific Breweries (APB) a 42 dólares por acción, o un total de 4.460 millones de dólares, tras la presión de una familia de Bangkok. Los tailandeses podrían insistir más aún, pero sería inteligente no hacerlo.

Hace cosa de un mes el barón tailandés de la cerveza Charoen Sirivadhanabhakdi hizo una oferta de 3.000 millones de dólares. Comprando acciones tanto de APB, fabricante de la cerveza Tiger, como de Fraser & Neave, que controla APB a través de una sociedad conjunta con Heineken, acumuló un 17% de participación. Su riesgo estaba limitado por los fuertes flujos de caja de las empresas, pese a que los dividendos probablemente no cubrirían el gasto en intereses.

La apuesta era que Heineken le compraría a él generando un beneficio, pero la primera oferta de 39 dólares por acción dejaba a Charoen en negativo, gracias al deprimido precio de F&N. Después, su yerno presionó a Heineken para que mejorara su puja ofreciendo 44 dólares por cada acción del 7,3% de APB que posee F&N.

A los precios actuales, las inversiones totales de Charoen están marginalmente en números negros. Podría hacerlo mucho mejor, si el efectivo de la venta de APB y la perspectiva de que una ruptura aumente el precio de la acción de F&N. El consejo de ésta ansía un acuerdo sobre APB. Aprobó la primera oferta de Heineken y ha acordado pagar una multa de 45 millones de dólares si el nuevo acuerdo fracasa. Pero Charoen podría intentar bloquear este acuerdo y esperar aún más.

No sería fácil, ya que necesitaría añadir el 15% que la cervecera japonesa Kirin tiene en F&N a su 26,2% para tener alguna oportunidad para llegar al 50% requerido para votar contra el consejo. Pero una estrategia tan agresiva podría fracasar fácilmente. Heineken no perdería nada retirándose, mientras que los tailandeses perderían mucho. Ya va llegando la hora de rendirse.

Por Wayne Arnolsd

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