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El país intensifica los controles y aumentan los ataques racistas

Los inmigrantes, el chivo expiatorio de la crisis en Grecia

Grecia ha anunciado que intensificará los controles legales a los inmigrantes, mientras arrecian las críticas de Amnistía Internacional y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) por el aumento de los ataques racistas ante la pasividad de las autoridades.

La Policía informó de que extenderá a todas las ciudades el macrooperativo Xenios Zeus que en las últimas dos semanas ha supuesto en el centro de Atenas el control de casi 8.700 inmigrantes y la detención por carecer de documentación de 1.810 de ellos, personas confinadas en centros abarrotados a la espera de su deportación.

La operación policial ha levantado una oleada de críticas de la oposición de izquierda, así como de ACNUR y Amnistía Internacional (AI).

"Aunque Grecia tiene el derecho a controlar la migración, no tiene el derecho a tratar a las personas en la calle como si fueran delincuentes sólo por el color de su piel", clama AI en un comunicado.

Al mismo tiempo han aumentado de modo exponencial las agresiones racistas, que culminaron con el asesinato, el 12 de agosto, de un joven iraquí a la entrada de una mezquita clandestina en Atenas.

El recrudecimiento de las agresiones racistas ha provocado la reacción de ACNUR, que habla de ataques sistemáticos y organizados, así como de la total impunidad de los autores.

ACNUR lamenta que son "diarias las agresiones racistas brutales y los crímenes contra inmigrantes y refugiados por el color de la piel, la religión o el país de procedencia".

"Los autores de estos actos organizados están actuando desde marzo pasado, en grupos motorizados, sin que las autoridades hayan tomado medidas para impedir su acción", destaca esta agencia de la ONU.

"No se pueden saber cifras concretas, porqué las víctimas tienen miedo de denunciarlas a la Policía. A los pocos que denuncian las agresiones los agentes de policía los amenazan con detenerles, o simplemente no aceptan la denuncia", declara a EFE Yonus Mohamadi, presidente de la comunidad de los Refugiados Afganos en Grecia.

Según relata el presidente de la sección griega de Médicos del Mundo, Nikitas Kanakis, 300 inmigrantes víctimas de agresiones racistas han sido atendidos en los dispensarios de su organización en la primera mitad de 2012.

Otros 200 recibieron atención en los centros de la ONG Praksis, que ofrece ayuda médica y paramédica a inmigrantes, refugiados y otras personas excluidas, según declaraciones recientes de su presidente, Tzanetos Antypas.

Como consecuencia de las agresiones las comunidades de inmigrantes y refugiados están aterrorizadas.

"Abro el local de nuestra comunidad y tengo miedo de ser agredido", admite Yonus Mohamadi, que ya sufrió un ataque en 2010.

"Estaba ofreciendo un curso de griego a un grupo de refugiados cuando quince personas penetraron a nuestro local armados con palos y nos agredieron", recuerda.

"Hasta hace dos años las agresiones racistas eran esporádicas. En los últimos años la situación ha empeorado", recuerda Mohamadi, de 39 años de edad, y que vive desde hace más de una década en Grecia tras dejar sus estudios de medicina en Kabul cuando los talibanes llegaron al poder.

"Y lo peor es que, desde las elecciones, las agresiones que hasta entonces estaban limitadas sólo al centro de Atenas, ahora se han expandido a otras ciudades", explica.

Las críticas de algunas ONG también se dirigen a la retórica del Gobierno conservador griego, que ha utilizado algunos términos, como el de "invasión", que recuerda a los términos que utilizan los neonazis de Amanecer Dorado contra los extranjeros.

"Desde la llegada de los dorios hace 4.000 años no ha visto el país una invasión a semejante escala. Es una bomba en los cimientos de la sociedad y el Estado", aseguró este mes el ministro del Interior, Nikos Dendias.

Meses antes, los ministros del anterior Gobierno de Protección Ciudadana, Mijalis Jrisojoidis, y Sanidad, Andreas Loverdos, pidieron que se tomaran medidas contra la "bomba para la salud" que, a su juicio, suponen los inmigrantes que viven en Grecia sin documentos.

Yonus Mohamadi lamenta además la trabas burocráticas que se imponen para solicitar el estatuto de refugiado, lo que ha motivado también duras críticas a Atenas por parte de la Unión Europea (UE)

"Hay gente entre los permanecen detenidos que tiene derecho a pedir el estatuto de refugiado, pero las autoridades no permiten a los abogados visitarlos", lamenta.

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