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Tras la reunión con el presidente regional

Monti manda a sus 'hombres de negro' a Sicilia

La deuda de la región autónoma, de 5.300 millones de euros, amenaza con desestabilizar la ya frágil economía italiana.

Sicilia se ha convertido hoy en la Comunidad Valenciana de Italia. El primer ministro, Mario Monti, ha impuesto a la región un plan de austeridad supervisado por el Gobierno central para contener una deuda de 5.300 millones de euros cada día más difícil de financiar.

El presidente siciliano, Raffaele Lombardo, no ha conseguido convencer a Monti de que sus cuentas siguen estando sanas, como predicaba la semana pasada, en la reunión que han mantenido hoy. Los analistas han interpretado la mano dura del primer ministro como un mensaje a los mercados de que no va a dar su brazo a torcer a la hora de aplicar disciplina fiscal para reducir una deuda que alcanza los 1,9 billones a nivel estatal.

Mario Monti está haciendo malabares para reducir el déficit y contener una prima de riesgo disparada y no parece estar dispuesto a que las regiones puedan desequilibrar las ya poco estables cuentas públicas de Roma. Sicilia es la autonomía más pobre de Italia y ya recibió la semana pasada 400 millones de euros para poder financiar sus servicios públicos, a menudo calificados de excesivos y poco eficientes, a cambio de unos recortes que Lombardo se negaba a aplicar.

"Es imposible que nos manden un comisario, sería como un golpe de Estado", declaró Lombardo, del partido soberanista Movimiento por las Autonomías, la semana pasada en respuesta a la iniciativa de Monti de controlar las cuentas de una de las regiones italianas con soberanía especial. Hoy ha tenido que aceptar otra ayuda de 240 millones de euros para afrontar los gastos de la sanidad pública.

La reunión entre los dos dirigentes hoy en Roma tenía como objetivo poner fin cuanto antes a la incertidumbre sobre las cuentas de la región que, junto con el temor de contagio de España, amenaza con desquebrajar las cuentas del Estado. Las tensiones entre el gobierno autonómico y el central se calentaron el 17 de julio, cuando Monti manifestó su "profunda preocupación" ante una posible quiebra de Sicilia, la calificó como "la Grecia de Italia" y exigió a Lombardo, acusado de mantener relaciones con la mafia, que decida cuanto antes si va a dimitir y cuándo. Hoy ha confirmado que dejará el poder el 31 de julio.

Según el presidente autonómico, la falta de liquidez es momentánea y los 400 millones bastarán para salir del paso, porque tanto en 2010 como en 2011 las cuentas de la isla cerraron en positivo. Sicilia tiene 5 millones de habitantes, un presupuesto de 27.000 millones de euros anuales y 18.000 funcionarios. El paro de la región, un 19,5%, dobla la media nacional, mientras un 38,8% de los jóvenes no tiene trabajo.

Sicilia afronta cada año pagos de entre 500 y 600 millones de euros solamente por los intereses que tiene que abonar para conseguir financiarse. El estatuto de las autonomías especiales les permite recaudar sus impuestos sin pasar por Roma, además gestionar los servicios de educación y sanidad, las dos áreas más caras de la administración pública.

Pese a que Italia no tiene un sistema como el Fondo de Liquidez Autonómico español, al que se dirigió la Comunidad Valenciana para pedir su rescate el 20 de julio, la quiebra de una de sus regiones implicaría también un importante desequilibrio en las cuentas estatales. Roma está luchando contra los mercados para evitar un contagio de la crisis de la deuda española, tiene la prima de por encima de los 500 puntos básicos desde el viernes y la Bolsa de Milán cae a un ritmo sostenido.

La crisis de la deuda siciliana ha reavivado las viejas tensiones entre el Norte y el del país. Para la Liga Lombarda, el partido de extrema derecha dominante en el Norte, si en Italia hay una Grecia, es porque existe también una Alemania, que se encuentra encima del río Po. "No pagaremos la deuda de Sicilia", declaró el jueves el presidente de la Región Lombarda, Luca Zaia. "Ayudar al que malgasta no es ayudar. No entiendo cómo se puede socorrer a alguien que, como Sicilia, tiene 27.000 guardias forestales contra los 8.000 del resto de Italia", añadió. Un informe del Tribunal de Cuentas italiano avala las acusaciones de Zaia: solo en Palermo había 1.385 empleados públicos en 2011, más que los 1.337 trabajadores del 10 de Downing Street, sede del Gobierno británico.

La crisis de los derivados

Además del insostenible aparato de las administraciones públicas, a la deuda siciliana se suman unas pérdidas de 860 millones de euros provenientes de la especulación con productos financieros derivados de sus bonos desde 2008, según informa la agencia Bloomberg. Como hizo también Grecia, Sicilia compró derivados con renta fija que prometían amplios márgenes de beneficio y que han resultado girarse en pérdidas de 41,1 millones de euros para la isla y 359 millones de ganancias para los bancos.

Los dos principales acreedores de Sicilia (con 2.500 millones de deuda cada uno) son el Gobierno central y Cassa Depositi e Prestiti SpA, un ente crediticio público a través del cual la región contrató derivados con bancos como Nomura, Bank of America y Deutsche Bank (según el orden de volumen de negocio). Debe también 147 millones a la filial italiana de Dexia, 347 al Banco Europeo de Inversiones y emisiones de bonos por 225 millones, según las cuentas regionales a las que tuvo acceso Bloomberg.

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