Cambios fiscales, por favor
La inminente subida del IVA hace temblar a la industria tabacalera en España, que en los últimos años ha visto cómo su negocio se ha desplomado en favor de un contrabando que consideraban superado y de unas falsificaciones que engañan al ojo más experto.
Hace cuatro años, en España se vendían unos 90.000 millones de cigarrillos y este año, si se cumplen las previsiones de la industria, tan solo se alcanzarán los 53.000. Un cifra que, entienden, difícilmente hace viable una nueva vuelta de tuerca a la fiscalidad. Actualmente, cerca del 80% del precio de cada cajetilla va a parar a las manos de Hacienda. Por ello, las principales tabacaleras se han unido -algo no muy habitual en un sector habituado a la guerra de precios- para enviar una carta conjunta al secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferre, en la que reclaman una actualización del impuesto mínimo que evite nuevas tensiones de rebaja de precios. Ni Philip Morris, ni Altadis, ni British American Tobacco (BAT) ni Japan Tobacco International (JTI) disponen de suficiente colchón para afrontar otra guerra. Hace seis años, un terremoto similar terminó provocando que Altadis pasara a manos de Imperial Tobacco.
El pasado marzo el Gobierno de Mariano Rajoy decidió modificar la compleja estructura fiscal del tabaco. Redujo el ad valórem, sobre el precio de venta, desde el 57% al 55%, y subió el específico en mayor proporción, desde 12,7 a 19 euros por cada 1.000 cigarrillos. Pero no tocó el impuesto mínimo, que trata de impedir la existencia de marcas low cost. Antes de esta reforma no era rentable vender por debajo de los 2,66 euros. Pero después el límite de la rentabilidad cayó hasta los 2,56 euros y provocó unos 20 movimientos de precios a la baja en un intento de recuperar fumadores.
Las tabacaleras tienen sus finanzas sin fuelle. Por ello, en su misiva a Ferre califican de excesiva la incidencia fiscal sobre el tabaco. Es decir, de ser el estanco de Europa, España se habría convertido en el paraíso de las mafias del tabaco. No en vano, en algunos puntos de Andalucía el contrabando supone ya el 30% del consumo de cigarrillos. Sin olvidar que parte del consumo se ha trasladado al tabaco de liar donde la presión fiscal es más baja. Veremos si la subida del IVA mantiene esta aparente unidad de discurso entre las tabacaleras.