¿En qué consiste una intervención light de la economía?
España no es Grecia, ni tampoco Irlanda o Portugal, pero también tendrá hombres de negro. Y por una doble vía: el rescate a la banca y el control del déficit.
La situación de España en estos momentos se parece mucho a una madeja en la que cada hilo está tan enredado con los demás que distinguirlos es casi imposible. Es cierto que cada uno tiene un color, pero al final casi es preferible tejer una bufanda que incluya todos los tonos antes de esforzarse en separar cada uno de ellos.
Claro que cuando la metáfora se traslada a la alta política europea, la bufanda se convierte en un nido de polémica y buscar el inicio de cada hilo se torna en materia fundamental. Y las preguntas se disparan. ¿Está intervenida España? ¿A qué nivel? ¿Por qué concepto?
Procesos coincidentes: España ahora mismo se enfrenta a dos procesos ligados entre sí. Por un lado está su déficit, excesivo a todas luces e inmerso en una senda obligada de rebaja para ajustarse a las exigencias comunitarias. Y por otro está el rescate a la banca nacional, que requiere el cumplimiento estricto de la disciplina fiscal del país en cuestión para que pueda recibirlo: un nudo perfectamente elaborado... e indisoluble.
En el centro, un Gobierno que necesitaba con urgencia ayuda de Bruselas. Primero, para obtener una flexibilización de los objetivos de reducción del déficit. Segundo, para disponer cuanto antes del dinero del rescate a la banca o al menos de parte de él, para que el verano no se convierta en otro drama.
Ayer fue el gran día. En una sola jornada (aunque es cierto que se prolongó hasta la madrugada), el Gobierno consiguió una mejora de un punto en el objetivo de déficit para este año (hasta el 6,3%) y el retraso de un año en la reducción al 3% (que ahora pasa a 2014), medidas que hoy mismo han sido oficializadas por el Consejo, así como la aprobación del Eurogrupo de una ayuda de emergencia de 30.000 millones que podrá usar para la banca durante este verano en caso de apuro. El resto, llegará con el curso escolar.
¿Con qué condiciones?: Al estar tan ligados los dos procesos, es complicado saber qué implica qué. Pero al menos hay dos núcleos claros de condicionalidad.
1.- Economía en general: Ni el rescate a la banca ni el periodo de gracia para el déficit concedido por Bruselas saldrán gratis. A finales de mayo, la Comisión Europea publicó sus recomendaciones para España en materia de cumplimiento fiscal y en ellas quedan claras varias cosas que debería hacer el Gobierno. La primera pasa por meter en cintura a las Comunidades Autónomas, pero ahí también está la subida del IVA, el retraso en la edad de jubilación al acompasarlo a la esperanza de vida, la reforma de la recién acometida reforma laboral, la eliminación de la deducción por compra de vivienda...
El Gobierno español pataleó y criticó muchas de estas recomendaciones, pero después de la ampliación del plazo para el déficit y el rescate bancario poco puede hacer para negarse. De hecho, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ya abrió ayer la puerta a la subida del IVA, esa a la que tan contrario se ha mostrado en el pasado y que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tanto criticó cuando la acometió el anterior Ejecutivo.
La guía de Bruselas dice claramente lo que quiere en esta materia. No es tanto subir el tipo máximo como ampliar la base imponible del impuesto: hacer que más productos que ahora tributan al 8% lo hagan al 18%, por ejemplo.
Estas recomendaciones siguen siendo lo que su nombre indica: recomendaciones, por mucho que hoy hayan recibido el visto bueno definitivo de la UE. Pero ahora Bruselas tiene un arma mucho más fuerte para hacer que se cumplan. Ya no amenazará con multas ni reprimendas si España se desvía de sus objetivos de déficit o no hace lo que ella quiere: puede cerrar el grifo del rescate a la banca, lo que abocaría al país a un salvamento total.
Bruselas, además, no tiene intención de dejar nada al azar. Técnicos de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo (BCE) aterrizarán cada tres meses en Madrid para controlar las medidas adoptadas para reducir el déficit. Es una de las condiciones que impone el rescate a la banca y cuyos efectos están mucho más allá del sector financiero, aunque también el año de gracia en el cumplimiento de la disciplina fiscal da a Europa esta potestad.
Eso sí, ahí está una de las diferencias con respecto a la intervención total de una economía. El Fondo Monetario Internacional (FMI) queda fuera de esta partida porque España no ha pedido asistencia para toda la economía, sino solo para los bancos. De ahí que el FMI tenga competencia solo en materia financiera y que el seguimiento macroeconómico sea exclusivamente europeo.
2.- Sector financiero: La segunda pata de condicionalidades (otra de esas palabras poco ortodoxas que Bruselas pone inmediatamente de moda) es para el sector financiero. Los bancos que requieran auxilio deberán tener una ratio de capital específica y estarán sometidos a una estricta supervisión financiera por parte de la troika (el triunvirato entre Bruselas, el BCE y el FMI). Los dueños de participaciones preferentes tendrán que compartir las pérdidas y habrá que ver qué pasa con los bonistas. El cierre de oficinas estará a la orden del día, se abolirán los dividendos y las reestructuraciones llegarán al nivel que desee Bruselas. La liquidación de entidades no está en absoluto descartada.
Tampoco los bancos sanos saldrán indemnes. Hay condiciones horizontales y la supervisión se extiende también para ellos. Por ahora, lo que se sabe es que tendrán que elevar su ratio de capital en la misma proporción que sus hermanos de sector contaminados, pero mucha letra pequeña está todavía por conocer.