Boeing dispara primero en Farnborough
Boeing tenía claro que el salón aeronáutico de Farnborough (Reino Unido) de este año, que comenzó ayer, tenía que ser suyo. Y lo empezó a demostrar desde el primer día. El grupo estadounidense anunció ayer un contrato valorado en 7.200 millones de dólares (5.852 millones de euros) por 75 unidades del 737 Max, la versión remotorizada de su clásico 737.
El comprador es el gigante estadounidense del leasing aéreo ALC, que se convierte en la primera empresa de este tipo que decide a hacerse con la nueva versión del avión de un solo pasillo de Boeing. La compañía, además, ha firmado una opción de compra por otras 25 unidades de la aeronave.
El anuncio de Boeing es un paso más en la guerra que mantiene con su rival europeo Airbus por el mercado de aviones de pasillo único, el segmento de la aviación comercial más rentable para los dos gigantes aeronáuticos. Un nicho que se prevé que mueva 2,03 billones de dólares (1,65 billones de euros) en los próximos 20 años.
En este campo, Airbus parte con ventaja tras lanzar, a finales de 2010, un modelo más eficiente de su avión estrella A-320. Una decisión que le permitió hacerse con el 60% de este mercado y barrer en pedidos a Boeing el año pasado, lo que obligó al grupo estadounidense a lanzar, como respuesta, el 737 Max.
El resultado es que, a día de hoy, la filial de EADS cuenta con unos 1.425 pedidos de su avión frente a los 526 de su rival. Sin embargo, este va a ser el año del grupo norteamericano, que aspira llegar al 31 de diciembre con un millar de encargos cerrados de la nueva versión del 737.
La agresiva estrategia de ambas compañías para captar clientes les ha embarcado en una guerra de precios en la que cada una de las empresas acusa a su contrincante de haber dado el primer paso.
Guerra de precios
Analistas del sector, como el estadounidense Scott Hamilton, llegan a hablar de descuentos de hasta el 50% para algunos clientes, lo que hace pensar que los dos fabricantes están estrechando sus márgenes al máximo. El precio de catálogo de estos aviones ronda lo 80-90 millones de dólares (65-73 millones de euros).
Precisamente, ayer mismo el nuevo presidente de Airbus, Fabrice Brégier, denunció la política de precios "muy agresiva" que está llevando a cabo Boeing para tratar de arañar cuota de mercado en los aviones de un solo pasillo.
En cualquier caso, y a pesar de que la filial de EADS es consciente de que este año su rival se llevará el gato al agua en cuanto a nuevos contratos, Brégier se mostró convencido de que, al cierre del ejercicio, el A-320 Neo seguirá disfrutando de una cartera de encargos más amplia que la aeronave de su competidor.
Ayer mismo, la aerolínea israelí AIA anunció la compra de cuatro aviones de la familia A-320 Neo.
Por su parte, el nuevo responsable de aviación comercial de Boeing, Ray Conner, se mostró poco interesado en entrar en una batalla con Airbus sobre quién mantiene una cuota de mercado mayor o menor en este campo. "Estamos únicamente centrados en producir aviones y en ganar contratos", afirmó en un encuentro informativo en Farnborough.
De momento, la sorpresa en este segmento del mercado aeronáutico la ha dado el fabricante canadiense Bombardier que anunció un pedido de 1.020 millones de dólares (829 millones de euros) por 15 aviones del tipo CSeries, un modelo más pequeño que el de sus rivales (no llega a los 150 asientos) y al que le está costando encontrar compradores.
Dado que Airbus no se va a poder lucir este año con los aviones de corto alcance, el fabricante europeo está tratando de abrir un nuevo frente en la guerra entre los dos grandes de la aeronáutica. Así, la filial de EADS anunció ayer el próximo lanzamiento de una versión mejorada de su A-330 (un avión mediano de dos pasillos, para unos 300 pasajeros), con un alcance mayor y más capacidad de carga.
La nueva versión estará disponible a mediados de 2015 y la empresa dice que ya hay tres aerolíneas y una compañía de leasing interesadas en la aeronave. Este modelo mejorado podrá hacer trayectos como el Londres-Tokio, el Fráncfort-Ciudad del Cabo o el Pekín-Melbourne. Según Airbus, las mejoras le permitirán operar con unos costes un 5% inferiores al nuevo 787 de Boeing.
Y es que el fabricante europeo quiere aprovechar los retrasos de su rival en poner en el mercado su 787 Dreamliner para hacerse con nuevos clientes.
La estrategia de Boeing en este campo, de momento, es de prudencia. Ray Conner avanzó ayer que el grupo mantiene conversaciones con las aerolíneas para ver sus necesidades antes de lanzar al mercado una nueva variante del 787 y aprobar un rediseño del minijumbo 777.