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El ahorro sale de la Bolsa hacia la renta fija a corto

¿Inversión rentable y con poco riesgo? Las letras atrapan a los particulares

Las letras del Tesoro seducen a los inversores particulares que prefieren meter sus ahorros en un producto que paga tipos más altos que los depósitos y que estén a salvo de los vaivenes de la Bolsa.

Las turbulencias de la renta variable ha sido una de las razones que ha empujado a los inversores minoristas a invertir en letras del Tesoro. Los particulares se están dejando seducir por las elevadas rentabilidades que ofrecen estos productos de renta fija a corto plazo emitido por el Estado. "El ahorro de las familias, en lugar de destinarse a reducir hipoteca con amortizaciones parciales se está invirtiendo en letras del Tesoro", según explican fuentes financieras.

La desbandada hacia activos de menos riesgo es una tendencia que se viene registrando en los últimos meses en el volumen de deuda pública en manos de particulares a vencimiento. De enero a mayo, esta cifra se ha disparado un 64%, según datos del Tesoro.

Los primeros signos de esta corriente comenzaron a vislumbrarse en noviembre de 2011 momento en que la crisis de deuda vivió uno de sus brotes. Las dudas generadas por Italia y su inminente rescate acabaron por contagiar al resto de países periféricos. La prima de riesgo española superó los 450 puntos y esto tuvo su reflejo en las subastas celebradas a lo largo del mes.

La incertidumbre fue tal que el precio de las letras a tres y seis meses sobrepasó el 5%. Ante este espectacular incremento los particulares vieron en la crisis una buena oportunidad de inversión. Ningún producto financiero ya fuera depósitos, pagarés u otro tipo de deuda podía competir con la deuda soberana.

En octubre de 2011 el número de particulares registrados por el Tesoro era de 2.624. En noviembre, mes de fuertes tensiones en el Viejo Continente, esa cifra se situó en 3.044, es decir, aumentó un 16%. El alza es más espectacular si los datos del décimo mes del año se comparan con los del último. En concreto en diciembre había registrados 6.603 particulares, los que supone un ascenso del 37%.

Las megainyecciones de liquidez del BCE permitieron a los diferenciales tomarse un respiro y en las subastas de los siguientes meses las rentabilidades volvieron a caer. Sin embargo, y en contra de lo esperado, el efecto de los préstamos a tres años se diluyó rápidamente. La incertidumbre generada por Grecia y su imposibilidad de formar gobierno así como el rescate a la banca española impidieron prolongar la tregua. El riesgo-país a punto estuvo de rozar los 600 puntos.

En medio de este escenario, el Tesoro ha seguido acudiendo al mercado. Las presiones recibidas menguaron la cantidad a colocar y elevaron los tipos. En las últimas emisiones a tres y seis meses celebradas el pasado 26 de junio el precio del dinero se situó en el 2,36% y 3,23% respectivamente frente al 0,87% y el 1,73% de la anterior.

Para retornar al 5% hay que buscar en las colocaciones de letras a 12 y 18 meses. El 19 de junio, el erario colocó el máximo en letras con vencimiento a un año y un año y medio pero se vio obligado a fijar el precio en el 5,07% y en el 5,17% respectivamente.

Todos estos repuntes ha atraído el interés de los pequeños ahorradores. En mayo los particulares seducidos por la deuda pública (y en concreto las letras) se han incrementado en un 51%.

No obstante, aunque la mayoría de analistas creen que la tendencia de invertir en letras se ha consolidado desde finales de 2011, otros como Javier Ferrer, director de deuda pública de Ahorro Corporación, cree que se trata de flujos intermitentes. En su opinión la incursión de los particulares en el mercado de deuda pública español está lejos de la de otros países como por ejemplo Italia. Allí, el inversor final representa cerca del 15% mientras que en nuestro país cae al 4,12%, según los datos que maneja el Tesoro.

Una de las posibles razones que pueden desalentar la compra de deuda son las elevadas comisiones que cobran algunas entidades por la gestión de las operaciones. Esto resta fuerza a los elevados intereses y hace que al final el producto resulte menos atractivo.

Qué hay que saber sobre las letras

Las letras del Tesoro son valores de renta fija a corto plazo que emite el Estado, representados exclusivamente mediante anotaciones en cuenta. Las letras se emiten mediante subasta y el importe mínimo de cada petición es de 1.000 euros, y las solicitudes por importe superior han de ser múltiplos de 1.000 euros.

Son valores emitidos al descuento. En el momento de la adquisición, el inversor paga menos que lo que recibirá en el momento del reembolso. Es decir, si compra una letra, que cuesta 1.000 euros, paga hoy 957 euros y en un año recibe 1.000 euros.

El Tesoro Público emite letras a 3, 6, 12 y 18 meses. El próximo 17 de julio se celebrará la próxima subasta de 12 y 18 meses mientras que el 24 de este mes tendrá lugar la colocación de letras en plazos más cortos, a 3 y 6 meses. Las rentabilidades varían según los plazos.

El precio puede cambiar cuando se negocian en el mercado secundario. Sin embargo, al tratarse de valores a corto plazo, las variaciones suelen ser bastante reducidas, lo que limita el riesgo de aquellos inversores que quieran o precisen vender los títulos antes de que lleguen a su vencimiento.

Para comprarlos, hay dos posibilidades. Se pueden adquirir en el mercado primario, es decir, en el momento en que se emiten los valores. En este caso, habría que hablar de suscripción. El Tesoro Público emite todos su valores -además de las letras, los bonos y las obligaciones- a través de subastas competitivas.

Cualquier persona física o jurídica puede formular peticiones de suscripción de letras en la correspondiente subasta a través de la entidad gestora (banco o caja) en que desee que los valores queden registrados. En segundo lugar, las letras, como el resto de los valores del Tesoro, se negocian en un mercado secundario muy activo. Esta modalidad tiene la ventaja de que permite invertir a diferentes plazos. Por ejemplo, si el inversor desea colocar su dinero a 4 meses, que es un plazo al que no existe emisión alguna, puede adquirir una letra a 6 meses que haya sido emitida 2 meses antes.

Se puede solicitar una cuenta en cualquiera de las 22 sucursales del Banco de España y realizar el pago en efectivo o mediante cheque. Esta modalidad no tiene gastos. También existe la posibilidad de operar a través de una entidad bancaria. Esta vía supone pagar una comisión de entre el 0,35% y el 0,5% en la compra y en la venta. Finalmente, existe la opción de operar a través de la página web del Tesoro Público mediante su servicio de compra-venta de valores por Internet, sin desembolsar comisión alguna. Para ello, se deberá obtener un certificado digital que facilita la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.

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