La alianza empresarial como ventaja competitiva
La cooperación empresarial, como estrategia, se ha convertido en la mejor manera de solventar la crisis económica para aquellas compañías que quieren crecer, ser más competitivas, vender más y mejor o salir al exterior.
La inestabilidad financiera y la incertidumbre económica están animando a las empresas y a las organizaciones a buscar nuevos caminos para superar la crisis. Y una solución, a medio y largo plazo, son las alianzas estratégicas sectoriales. Una alternativa para suplir -sobre todo- el hándicap de la dimensión, buscando la complementariedad para participar en una economía abierta y globalizada.
En el mundo de los negocios, en los últimos años, hemos visto cómo las fusiones y adquisiciones se han convertido en un mecanismo de integración comercial para salir adelante, afrontar desafíos, gestionar los riesgos de la inversión y dar soluciones creativas a problemas complejos de desarrollo económico y de viabilidad empresarial.
Ejemplo de todo esto lo tenemos en las alianzas que se han conformado en ámbitos como los de las cajas de ahorros (Kutxabank), los bancos (Sabadell y Guipuzcoano), las tecnologías (los centros de Tecnalia y de IK 4), las aerolíneas (British Airways e Iberia) o la industria alimentaria (Uvesco y Ercoreca), con el fin de aprovechar las sinergias del mercado, buscar rentabilidad, acometer proyectos de mayor envergadura, ser más visibles y viables, y posicionarse sólidamente. No obstante -según los casos, el tamaño y la hegemonía de cada organización-, el grado de integración es diferente, así como el mantenimiento de marca, que puede perdurar o desaparecer.
La decisión de aliarse tiene como fin sobresalir ante la competencia o subsistir en un mercado global, para alcanzar unas metas que por sí misma una empresa no puede conseguir. En las actuales circunstancias económico-financieras, las empresas con inquietudes buscan hacerse más productivas y eficientes, se reestructuran y renuevan con socios potentes, complementarios y competitivos en un mercado amplio y diversificado con grandes posibilidades de intercambio y de negocio.
Sin embargo, la alianza por la alianza no es la solución; antes hay que analizar, informarse bien, elegir el socio-acompañante ideal y estudiar el modelo de negocio a compartir. Los aliados, sin perder su naturaleza y su personalidad, deben buscar la complementariedad, la afinidad en la cultura de empresa, trabajar en equipo, tener objetivos definidos y visión de futuro, apostar por la calidad del servicio, lograr un beneficio mutuo, ser transparentes en la gestión y consolidar una posición de fuerza en su sector.
Además, sellar una alianza entre empresas crea valor, transfiere conocimiento y experiencia, y es un complemento de capacidades entre las partes. Así, las empresas contribuyen a la nueva organización con su know how, experiencia y recursos, y comparten retos, riesgos y beneficios.
Los resultados económicos y corporativos demuestran que los acuerdos empresariales mejoran la credibilidad de las organizaciones, su reputación e imagen, permiten acceder a un mayor número de recursos técnicos, humanos y financieros, amplían el conocimiento sobre el mercado y los clientes, posibilitan innovar el producto, mejoran los canales de distribución o abren nuevas vías de expansión. Pero también existen riesgos. Como no acertar con el socio adecuado, o la desconfianza para formalizar el acuerdo y consolidarlo, o que se originen desequilibrios en el poder de la compañía, que no haya el mismo nivel de compromiso con el proyecto y los objetivos de la alianza, que no se gestione bien la cuenta de resultados y el talento de la plantilla, o que la comunicación no sea directa y clara entre los socios.
Hoy, la integración empresarial es una ventaja en una economía de mercado, y apostar por una cultura común, donde unos y otros compartan fortalezas y riesgos, es básico para diferenciarse de la competencia, afrontar las incertidumbres coyunturales, aumentar los beneficios, crear empleo y alcanzar los objetivos deseados.
En definitiva, desarrollar una alianza empresarial sostenible y exitosa en el tiempo no es tarea fácil, requiere de esfuerzo, compromiso, empeño, dedicación, responsabilidad, coordinación, profesionalidad, iniciativa, proactividad, serenidad y mucha, mucha ilusión para que el impacto económico, empresarial y social sea positivo. El objetivo final: ser más empresa y ser más competitiva que cuando se trabajaba sola y se pensaba en sobrevivir.
José Ángel Corres Abasolo. Presidente de la Cámara de Comercio de Bilbao