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La mochila de Guindos para Bruselas

Lo único que cambia en las cumbres europeas son los asistentes. Por la propia inutilidad colectiva de la zona euro, son derribados con la precisión y fiabilidad de la maquinaria suiza. De los Berlusconi, Zapatero, Sarkozy y Merkel queda solo esta última. El resto es lo de siempre.

Situación crítica para el euro. La construcción europea en juego. Necesidad de más Europa para resolver la crisis. Medidas de medio plazo. Quid pro quo, tú ajustas y yo te ayudo. El mismo guión. Al escribir esta entrada he pensado i) en que las cumbres decisivas se repiten como el partido del siglo y que ii) una buena canción para hoy sería Love will Tear us Apart, de Joy Division. Miren, miren lo que conté en la cumbre de diciembre. Y la canción de aquel día.

Cambia el decorado. En julio de 2011 era el rescate griego, en septiembre la situación de la banca, en diciembre Italia y España y ahora España e Italia. La trama contiene reuniones hasta la madrugada y pactos a tres bandas consistentes en un pacto institucional para integrar más la zona euro y evitar nuevas crisis, alguna medida de corto plazo para calmar al mercado y sacrificios de los países atacados.

Hemos leído mucho sobre la futura arquitectura del euro; la unión bancaria, la integración fiscal, el veto a los presupuestos y la posibilidad de los eurobonos. Todo suena muy bien. Pero a corto plazo no solucionará la asfixia financiera a España. Y las eventuales medidas de alivio para España exigirán contrapartidas. Por si fuera poco, Rajoy y Guindos también tienen que negociar el rescate para la banca. En resumen, si de cada cumbre el presidente de turno volvía con una mochila llena de deberes por hacer, la de este sábado va a resultar especialmente pesada. Es lo que tiene ser el progagonista. Y son también las consecuencias de moder la mano que da de comer; de haber enfadado a los socios europeos con el retraso en los presupuestos, el culebrón de Bankia o la negación del rescate.

Por eso la cuestión sobre el IVA no es si va a subir, y casi ni cuándo (será pronto), sino cuánto y cómo. Si se reclasifican un puñado de productos o se suben los tipos impositivos. Algo parecido con la deducción por vivienda (que nunca debería haberse recuperado). Queda en el aire qué pasará con los suledos de los funcionarios. Las otras exigencias europeas, las pensiones y los seguros de paro, quizá puedan esperar.

Sobre la banca, no sabemos si las condiciones se negociarán estos días o más adelante. Pero no serán sencillas. Almunia fue muy claro ayer: quien quiera apoyar a los tenedores de preferentes que lo haga; el fondo de rescate no está para eso, y reflotar una entidad no debe ser más caro que liquidarla. Marcando territorio: las condiciones para la banca dependen de Bruselas, y el Gobierno será quien deba o bien pelear por suavizar estas condiciones o bien pelear porque las ayudas se carguen sobre la banca.

A cambio, a corto plazo cabría esperar que el BCE baje tipos, incluyendo un recorte hasta el 0% o incluso por debajo del tipo que paga por los depósitos en el banco (800.000 millones están aparcados ahí). Sería extraño que volviese a comprar deuda después de casi cuatro meses, pero no es descartable un anuncio sobre compras de deuda por el fondo de rescate podrá comprar deuda y quizá España gane algo de tiempo.

Ese sería el plan tradicional. Pero tiene algunos agujeros. El primero, que no funciona. La austeridad excesiva conlleva recesión, y la recesión caída de los ingresos públicos (como se vio en la ejecución presupuestaria de ayer) y esta caída de ingresos incumplimientos de déficit. Que deben ser castigados con más austeridad. Las medidas que traiga Guindos quizá alivien las cuentas públicas, pero agravarán la recesión.

El segundo problema es que, por más acuerdos que se firmen en las cumbres, en cuanto un político ve un micrófono se apresura a matizar lo que acaba de firmar, por si acaso tiene coste electoral. También mandan los intereses nacionales cuando toca negociar los detalles sobre estos grandes acuerdos. Por eso las únicas medidas que han funcionado han sido las tomadas por el BCE. No hay ninguna otra institución europea con capacidad ejecutiva.

El tercer problema, el más acuciante es que el mercado cada día es más consciente de eso. Amortiza los recortes, los acuerdos europeos y los rescates a la velocidad de la luz. Es consciente de los problemas internos del BCE y de la desesperante indecisión de Angela Merkel. Por eso cada día es más difícil calmar las tensiones en la deuda. Por eso es posible que esta cumbre sí que sea, al final, distinta a las demás.

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