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Columna
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Sandberg no se hace ningún favor

El lunes fue un día importante para Facebook. La compañía hacía de su jefa de operaciones, Sheryl Sandberg, la primera mujer en entrar en su junta directiva. Pero entrar a formar parte de una junta ninguneada por su consejero delegado no mejorará demasiado la ya excelente reputación de Sandberg. Las ejecutivas de referencia como Sandberg marcarían una diferencia real en tareas representativas.

La presencia de mujeres en las juntas directivas de EE UU es escasa. Esto es más pronunciado aún en Silicon Valley, donde uno de cada diez puestos directivos corresponde a una mujer. La tan anunciada OPV de Facebook del mes pasado hizo aún más llamativa la homogeneidad de su junta. Hasta el lunes, era un grupo de siete hombres blancos. Los accionistas y activistas clamaron contra su composición. El Fondo de Pensiones de los Maestros de California, de 150.000 millones de dólares, envió una carta crítica a Facebook presionándole para diversificar su junta antes de la OPV.

La inclusión de Sandberg, que ya posee 1.000 millones de dólares en acciones restringidas de Facebook, parecía una obviedad. La exejecutiva de Google y exdirectora del Tesoro ayudó a Mark Zuckerberg a acelerar la transformación de la red social en un negocio rentable. También ha defendido la diversidad de género en la empresa americana. Pese a que ser directiva de Facebook no puede dañarle, es cuestionable que su ascenso ayude a las mujeres a lograr tener más influencia en las empresas dominadas por hombres. Zuckerberg controla Facebook, por lo que los directivos solo obedecen. La estructura accionarial, que le da más de la mitad de los votos, hace que la junta no tenga por qué tener una mayoría de miembros independientes, a diferencia de Walt Disney, donde Sandberg también es directiva. Zuckerberg dejó claro antes de la OPV lo que pensaba de la junta, gastando 1.000 millones en Instagram sin consultar. La presencia de Sandberg quiere dar una credibilidad innecesaria a esta función de marionetas.

Por George Hay.

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