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Hay condiciones para todos con el rescate bancario

En las dos próximas semanas se dilucidarán varias cuestiones de vital importancia para el sistema bancario y la economía española. Además de las características de la concesión del crédito para rescatar a las cajas de ahorro fallidas (tipos, plazos y carencias), se fijarán las condiciones horizontales de obligado cumplimiento para todo el sistema bancario, que condicionarán la concesión de crédito y el crecimiento de la economía. El resto de las condiciones, aquellas ligadas a la política económica, serán las ya existentes antes del rescate bancario para un país que como España tiene un déficit excesivo, pero seguramente su calendario de aplicación se estresará.

Todos los países que han tenido que pedir ayuda financiera han tenido que tragarse sapos. Pero el rescate de la banca fallida española es diferente, porque un episodio como este no había ocurrido nunca en la Unión, aunque se ha repetido de inmediato con el rescate bancario de Chipre, y quizás se extienda en las próximas semanas o meses con inyecciones de capital a bancos de otros países.

El grado de exigencia es triple, y de diferente intensidad. La banca que precise ayudas será sometida a un control muy estricto, con un plan de reestructuración muy exigente, que puede llegar hasta la liquidación de la firma si es preciso, siempre que su coste sea inferior al de reestructurarla y mantenerla aunque sea con otra dimensión. Es la parte buena del rescate: el sistema financiero se redimensiona de una vez, tras varios años amenazando con hacerlo, pero resistiéndose a hacerlo. El Banco de España, máxima autoridad en el sistema financiero pese a quien pese, había cifrado en cerca de un 30% la sobrecapacidad del sistema en España para su PIB y su nivel de actividad.

Por ello hay que hacer un ejercicio de ajuste que se tiene que concentrar en estas entidades intervenidas que suponga cierre de oficinas, despidos de personal y reducción de balances muy severos. Lógicamente este ejercicio favorece la actividad de los competidores que no tienen que hacerlo; pero el mercado siempre ha sido darwinista: quien lo haya hecho menos mal, sobrevivirá, y quien lo haya hecho mal, no podrá evitar el ajuste.

El segundo nivel de exigencias es para toda la banca, y tiene que ver con la política de financiación del crédito en el futuro, con un efecto directo sobre la actividad económica. Ahí es donde el Gobierno tiene que andar fino, para evitar que unas condiciones demasiado exigentes limiten el crecimiento en exceso, en un momento en que ya el crédito está cuasi paralizado. Las exigenias a otros países no son extrapolables a España; pero en Portugal o Irlanda se ha limitado el nivel de crédito en función de los recursos que cada entidad capte en el meracdo nacional vía depósitos, a cuya actividad también se imponen condiciones para evitar guerras de pasivo. Se limita así la dependencia excesiva de la financiación externa y el crecimiento desmesurado del crédito.

Además, se ponen limitaciones a la concesión de créditos a determinadas actividades económicas por considerarlas de riesgo excesivo. En el caso de España tiene toda la pinta que la Unión Europea limitará el crédito de carácter inmobiliario, en el que ya existe sobredimensión, así como en otras actividades en las que la rentabilidad pueda depender a la financiación pública. También puede haber una exigencia mínima de capital de primera categoría diferente (más elevada) a la que se exija en otros países europeos.

Y en el tercer y último nivel de condiciones está en Estado, que únicamente tendrá, en este caso, que cumplir a rajatabla aquello con lo que ya se había comprometido, y sin la más mínima desviación. Para ello, y dado que España tiene ya prisas excesivas para poder lograr el objetivo de déficit fijado, el Gobierno tendrá que acelerar determinadas decisiones que consideraba que no tendría que tomar aún. Fundamentalmente nuevas subidas de impuestos, recorte de deducciones, tajos al gasto público, como los sueldos de los funcionarios, y reducciones adicionales del gasto estructural más ambiciosas.

Algo de todo eso habrá en las próximas reuniones del Consejo de Ministros. IVA, funcionarios, etc.

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