"España tiene que ser un referente internacional en el arbitraje"
Hace un año fue admitido como árbitro en la Corte de Arbitraje de China y hace unas semanas, en la de Hong Kong, el primer español en conseguirlo. Tiene más de 20 años de experiencia en la práctica
Vive a caballo entre España y Asia, donde ha sido admitido como árbitro en algunas de las cortes más relevantes de la zona. Abogado del Estado y socio director de Legal 21 Abogados, considera positiva la última reforma de la Ley de Arbitraje de 2011, porque demuestra el apoyo de los poderes públicos a esta fórmula de resolución de conflictos que el Gobierno quiere potenciar ahora para desatascar los tribunales.
¿Qué supone su admisión en la Corte de Hong Kong?
La Corte de Arbitraje de Hong Kong es una de las grandes cortes de arbitraje de Asia, junto con la de China, Singapur y Kuala Lumpur. Me han admitido como árbitro y voy a poder participar en procedimientos que se desarrollen. Ser el único árbitro español me parece un hito importante en mi carrera.
¿Qué particularidad tiene esta corte frente a otras?
El arbitraje está cada vez más globalizado. Es una corte a la que someten sus conflictos las empresas que están operando o tienen relaciones comerciales con esa parte del mundo. Es un área con una pujanza económica impresionante. Cada vez más, soy partidario de que las empresas españolas intenten realizar actividad en esa parte del mundo.
¿El arbitraje está allí mucho más extendido que en Europa?
Más o menos como en España. Es difícil cuantificar el número de arbitrajes en España.
¿Qué balance hace de la última reforma del arbitraje en España?
Es una reforma que va a mejorar ciertos aspectos de la ley de 2003. Son reformas técnicas y un aspecto muy importante es que se regula el arbitraje societario para permitir a las sociedades de capital acogerse a este sistema de resolución de conflictos. También se produce una distribución de competencias de los órganos jurisdiccionales que apoyan en el procedimiento arbitral. En definitiva, lo que se viene a demostrar es que se produce el apoyo de los poderes públicos a favor del arbitraje, tanto al nacional como al internacional. En marzo se ha aprobado un real decreto-ley que regula mediación civil y mercantil, que no es el arbitraje, pero que está muy cercano por ser también un medio alternativo a la vía judicial.
¿Se percibe un incremento de los arbitrajes en España?
Los efectos es difícil medirlos en solamente un año. Desde el año 2003, fecha de aprobación de la vigente Ley de Arbitraje, se ha producido un desarrollo notable. Cada vez se arbitra más en España y por asuntos más serios y más importantes desde el punto de vista económico. La reforma de 2011 va a profundizar en este desarrollo.
¿Por qué tiene una presencia el arbitraje tan escasa en España?
No creo que sea tan poco. Es cuestión de ir creando cultura del arbitraje. Es una labor que lleva cierto tiempo. No creo que haya tenido tan poca aceptación, pero hay que ir fomentando la cultura del arbitraje y las vías alternativas a la judicial para solucionar conflictos. Hay más de 500 procedimientos de arbitraje comercial en España, aunque es muy difícil cuantificar su número exacto. Hay tres o cuatro cortes de arbitraje importantes en España que están jugando un notable papel.
En España están proliferando las cortes de arbitraje especializadas, ¿cómo lo ve?
La especialización en el arbitraje es una idea muy buena. Hay varios intentos de especialización, como es en el Derecho bancario y financiero. En este terreno, en los seguros y el mercado de valores la especialización sí que puede jugar un papel importante. En el ámbito bancario necesitas llamar a un árbitro que sepa de qué va la controversia.
Las cortes especializadas en este ámbito, el bancario y el financiero, tienen un indudable futuro.
¿Cree que las empresas no se fían todavía del todo del arbitraje como fórmula para la resolución de conflictos?
Si no se fían es por una cuestión, dicho sea con el debido respeto, porque no hemos sabido los árbitros vender debidamente las ventajas del arbitraje. Si la razón por la que se no se fían es porque ponen en duda la imparcialidad e independencia de los árbitros, la Ley de Arbitraje tiene los mecanismos suficientes para recusar a aquellos árbitros respecto de los cuales se plantee alguna duda. Cualquier árbitro serio, en cuanto se plantee alguna mínima sospecha de que puede estar incurso en una causa de recusación, deja el arbitraje. Por ese lado, las empresas no tienen que tener ningún temor. En España hay unas cortes de arbitraje tremendamente serias y profesionales. Tenemos unos árbitros extraordinariamente cualificados y por ello las empresas no tienen que tener ningún tipo de temor.
El arbitraje significa rapidez; en teoría, en el plazo de seis meses tiene que estar resuelta la controversia, nadie puede comunicar a ningún tercero los detalles de la controversia en que se puedan ver afectadas las partes. Estas pueden establecer cómo quieren tramitar su procedimiento. Todo son ventajas. Como inconveniente, que yo personalmente no comparto, es que puede ser un poco más caro.
El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, quiere desatascar los tribunales. ¿Cree que en España se litiga en exceso?
Seguramente sí. No tenemos una cultura como la anglosajona, donde se es consciente de que el mejor pleito es el que no se tiene. También hay cultura de mediación que en España no tenemos.
¿Qué le parece que se pretenda reducir la litigiosidad con tasas disuasorias, rechazadas por muchos sectores del mundo judicial?
Creo que el incremento de las tasas no tiene por objeto solamente reducir la litigiosidad, sino poner en valor lo que cuesta la actuación judicial. Estamos acostumbrados a tener unos servicios absolutamente gratuitos, pero hay una serie de tasas que nos guste o no vamos a tener que empezar a pagar. Pretende poner en valor el coste de la justicia y evitar los litigios gratuitos.
¿Qué opinión tiene de que se haya ampliado a nuevos profesionales la condición de árbitros de derecho, como los notarios, por ejemplo?
Bien, cuantos más operadores pueda haber en el mundo del arbitraje que puedan demostrar su adecuada cualificación me parece correcto. Es una práctica que se acerca a la normativa internacional.
¿En qué plazo de tiempo cree que España puede equiparar el nivel de implantación del arbitraje a los países que son referente en esta práctica?
Vamos en la buena línea en el arbitraje nacional. Lo siguiente que habría que intentar es que España fuera un gran centro de arbitraje internacional. España tiene que aprovechar su presencia e implantación en los países latinoamericanos y actuar de forma triangular con los países de Europa y Asia. Deberíamos conseguir que los conflictos que afecten a empresas latinoamericanas con empresas europeas y asiáticas puedan ser resueltos por cualquier corte de arbitraje española. Este será el siguiente paso en el ámbito del arbitraje, que España llegue a convertirse en un referente en el arbitraje internacional.
¿Cree que el contexto de crisis favorece que las empresas se decanten más por el arbitraje que por la vía judicial para las disputas?
El arbitraje es una magnífica alternativa a la vía judicial, con independencia de la situación económica. Sus ventajas son las mismas en cualquier contexto económico. Pero yo destacaría, en un entorno de crisis como el actual, la rapidez en que la controversia puede estar resuelta como una ventaja que hace que las empresas se inclinen por su utilización.
¿Considera transparente la selección de árbitros en España?
Sin duda alguna que es así, los procedimientos de selección de árbitros en España, en las principales instituciones arbitrales españolas, son muy transparentes y están a la misma altura de los que se aplican en los países de nuestro entorno.