Un plan para el turismo con poco presupuesto
Llama la atención, en estos momentos de ajustes y consolidación fiscal, lo desapercibido que ha pasado el anuncio del Gobierno, hecho público el viernes, de destinar 1.800 millones de euros al Plan Nacional Integral de Turismo. ¿Una cifra tan generosa no genera expectación? ¿O son las medidas aledañas las que no la generan? ¿Qué puede sembrar dudas sobre un plan basado en 28 medidas y 104 acciones "medibles y evaluables", según explicó el ministro de Turismo, José Manuel Soria?
El plan llega en un momento especialmente difícil para el sector, al que el Gobierno ha fiado la recuperación de la economía española. Entre enero y mayo, la entrada de viajeros extranjeros ha crecido un 2,4%, mientras que en el primer cuatrimestre el gasto ha subido un 3,5% respecto al mismo periodo del año anterior.
La estrategia ha contado con la opinión de todos los agentes del sector, puesto que lo ha elaborado por la Secretaría de Estado de Turismo a través del Instituto de Turismo de España (Turespaña) y ha contado con aportaciones de las comunidades autónomas, de la Conferencia Sectorial, del Consejo Español de Turismo y de la Comisión Interministerial. El documento, por lo tanto, recoge las peticiones que con más insistencia ha solicitado la industria y trata de dotarles de una asignación presupuestaria suficiente.
El proyecto supone en realidad un recorte del 30% anual del gasto turístico
Y aunque la intención sea de apoyo al sector, resulta que, en la práctica, los millones aportados no son tantos. La propia Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) asumió ayer que el presupuesto para Turismo de 2011 era de 622 millones de euros, una cantidad ya de por sí "muy ajustada". El plan establece una financiación para 2012 de 438 millones y cantidades similares anuales hasta 2015, lo que realidad suponen reducciones del 30% en el presupuesto. La patronal duda de que sea financiación suficiente.
Desde la perspectiva empresarial, este plan, anunciado desde el inicio de la legislatura, se aprueba al filo del comienzo de la temporada estrella para el turismo, el verano, y con poco margen de movimiento para dar frutos. Este año además será especialmente difícil porque el mercado turístico nacional está "absolutamente parado" en cotas del 30% y 40% de reservas hoteleras "ya efectivas y reales", lo que representa un grave peligro para la actividad y la creación de puestos de trabajo en las zonas de interior, que dependen casi al 50% del turista nacional.
Y, pese a que los datos oficiales señalan que los turistas extranjeros siguen interesados en España, la incertidumbre en este punto la pone la recuperación cada vez más efectiva de los competidores de sol y playa, como Túnez o Egipto, que empiezan a levantar cabeza tras las revueltas.
Todo esto con el fantasma de una posible subida del IVA planeando sobre las cabezas y las negociaciones de precios de las empresas turísticas, que no saben si les afectará ni cómo.
En este contexto, es muy difícil predecir el alcance de estas medidas y su puesta en práctica. Por ejemplo, una de las reivindicaciones históricas (la renovación de destinos maduros) es uno de los pilares del plan. Sin embargo, descansa en la necesidad de "un importante impulso del sector privado y de la labor facilitadora, en función de sus competencias, de la administración pública", dijeron desde el Ministerio en la presentación del plan.
La experiencia ha demostrado que es necesario que las empresas de la zona a renovar se unan y presionen para que las administraciones responsables de ese enclave decidan unirse y que la iniciativa de modernización tenga éxito. Los casos de acierto son pocos y esta reivindicación lleva más de 20 años encima de la mesa. Si el entorno no es favorable a las empresas, es dudoso o muy ingenuo contar con su impulso para ponerlo en marcha.
Mucho más necesario y complicado será la unificación y homogeneización de las normas autonómicas que rigen la actividad turística, petición continua para no tener que negociar con "17 Administraciones sino con una sola". En concreto, el plan prevé homogeneizar la clasificación de establecimientos hoteleros, rurales y campings porque la diversidad genera más incertidumbre. Para fortalecer la marca España, el turismo va a necesitar sin duda más certidumbres.