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Florette vendió 121 millones de bolsas de vegetales en 2011

Un día en una de las mayores ensaladeras de Europa

Cómo lograr que algo tan frágil de tratar, tan delicado de conservar y, sobre todo, tan complicado de transportar llegue a la mesa en unas condiciones tales que parezca recién cortado y con la apariencia, textura y calidad como si estuviera preparado con el toque personal de cada uno de sus consumidores? Este es, ni más ni menos, el reto al que se somete Florette a diario, cuando cosecha, enfría, corta, separa, lava, prepara, envasa y distribuye por los supermercados de España sus bolsas de ensaladas.

Florette, filial española de la francesa Agrial, una cooperativa ubicada en la Normandía gala, desveló su secreto en un reciente viaje de prensa al que asistió CincoDías. Su fórmula maestra, además de la óptima preparación que da a sus productos en el campo, no es otra que haber diseñado una estructura industrial y logística que permite que desde el campo hasta los lineales de la distribución no pasen más de 10 días, plazo que marca la vida útil de sus productos.

Por ello y para disponer todo el año de materia prima suficiente para atender la demanda del mercado ibérico, incluida Canarias, ha tejido una red de cuatro plantas de producción (Navarra, Cuenca, Toledo y Gran Canaria) que alimentan a siete delegaciones comerciales, que han logrado que la empresa vendiese en 2011 algo más 31 millones de kilos de ensalada. Distribuidos en 121,8 millones de bolsas. En total, trabajan en la empresa española casi 1.000 personas, que se integran en una multinacional con 2.700 trabajadores en plantilla y con 12 plantas de producción repartidas por cinco países europeos.

Llegar a una de sus fábricas y a los campos en los que planta, cuida y cosecha las distintas variedades de vegetales que componen su oferta de ensaladas es como llegar a un caserío con un jardín gigantesto. Sorprende el mimo y el cuidado con el que, con paciencia de relojero, se separan las malas hierbas del brote tierno que luego de cosecharlo y tratarlo acabará en la mesa de sus clientes.

Pero antes y nada más cosechado, al producto se le somete, en el mismo campo, a un golpe de frío que ya no perderá hasta que los envases lleguen al domicilio del cliente final. Desde que se recolectan, la temperatura de los distintos vegetales que compone el mix de ensaladas de Florette se rebaja a un rango de entre 0 y 4 grados centígrados. En ese intervalo de temperatura se procesa en la fábrica y se distribuye a las tiendas.

Justo cuando llega del campo, los productos entran en una planta que parece un quirófano. El compromiso con la limpieza y la higiene en todo el proceso industrial y tratamiento de las lechugas, escarolas, canónigos, rúcula, etcétera, obliga a que las medidas de prevención para evitar que en los paquetes finales se cuelen elementos indeseados (básicamente insectos que el producto pueda traer del campo) hace que las medidas de seguridad lleguen a ser obsesivas y sus procesos de cortado y tratamiento de los vegetales, secretos y, por tanto, no fotografiables.

Como resultado de esta búsqueda de la calidad, sus responsables aseguran que Florette Ibérica fue el año pasado de nuevo "líder del sector de hortalizas y ensaladas de cuarta gama". Y aun sin dar excesivos detalles sobre sus datos económicos, la empresa, dirigida por Juan Miguel Floristán, asegura que el 48% de su facturación agregada nacional "proviene del lanzamiento de nuevos productos".

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