_
_
_
_
_
Buen gobierno

Una estrategia de RSC global, pero con miradas locales

Baker & McKenzie diseña una única política de sostenibilidad para las 70 oficinas repartidas en 43 países

Baker & McKenzie cuenta desde el año 2004 con una política de responsabilidad social corporativa (RSC) que abarca toda su red de oficinas, un total de 70, repartidas a lo largo de 43 países. A la hora de definir esta estrategia global, el bufete, con 8.000 trabajadores, ha buscado, a su vez, atender a las peculiaridades locales que responden a los países donde está presente.

Beatriz Araujo, miembro del comité ejecutivo de Baker & McKenzie, explica que "cada uno de nuestros despachos siente sus obligaciones locales y las desarrolla como parte de nuestra estrategia y lo que nos faltaba era recoger todo lo que se estaba haciendo localmente, elevándolo globalmente". Para la ocasión, el despacho ha clarificado las labores comunes en tres áreas: pro-bono y servicios sociales; diversidad e inclusión, y, por último, sostenibilidad.

Araujo aclara que en cada uno de estos pilares, Baker & McKenzie ha establecido un comité global con representantes de las distintas regiones y, al mismo tiempo, cada comité lo lidera uno de los miembros del comité ejecutivo, con el fin de dar un valor estructural a lo realizado. "A través de sus miembros, cada comité se ha dedicado a analizar qué estábamos haciendo en cada área y en cada despacho en el mundo. El objetivo era ver qué se hacía localmente, ya que, en suma, lo que pretendemos es que nuestra estrategia sea global, pero al mismo tiempo que funcione localmente".

El bufete apuesta por el respeto de las minorías y evita asuntos políticos

El siguiente paso de la firma ha sido recoger ejemplos de lo que se hacía en estas zonas y plasmar por escrito cuáles son los valores comunes en las tres áreas, para, a continuación, publicarlo y compartirlo con todos los empleados. "Esto está funcionando muy bien. Nuestra estrategia de RSC no solo es de arriba abajo, sino también al revés, es decir, se pretende saber qué quieren hacer los empleados desde cada rincón del mundo. Y, luego, creamos la infraestructura para llevarlo a cabo".

Araujo enfatiza que esta política está influida por todos los despachos. "No somos una firma colonial, donde el despacho de Londres o Nueva York, por ejemplo, dicta todo lo que hacemos". En concreto, especifica que el comité ejecutivo decide lo que se quiere hacer y luego lo presenta a sus socios, un total de 944, cada uno con un voto. "Es decir, que al final todo viene apoyado por los socios de todos nuestros despachos". En este punto, Araujo recuerda que España está representada por el socio David Díaz, presente en el comité global de sostenibilidad.

El despacho ayuda fundamentalmente a asociaciones locales o también a organizaciones no lucrativas que tienen problemas legales o relacionados con cuestiones de propiedad intelectual. "Se evitan asuntos políticos", señala. Una de las características de esta política común tiene que ver con el respeto de valores de las minorías. "Esto para nosotros es significativo, porque estamos en todo el mundo".

Araujo resalta una acción local que se ha hecho global, como es la iniciativa denominada pro-bono teaming, nacida en EE UU. Un ejemplo reciente de esta acción es la realizada con una ONG internacional que alertaba de un problema con la explotación de las mujeres empleadas en Nepal y del interés del Gobierno por revisar la legislación para ver cómo se trataba este asunto. "Estudiamos las leyes de varios países para ver cómo se contemplan estos temas y ayudamos a su vez a Nepal a preparar la legislación. Al final, presentamos las leyes al Parlamento del país".

Araujo añade que este equipo no solo estaba formado por abogados de Baker & McKenzie, sino también por unos 40 letrados internos de tres clientes de la firma (Caterpillar, Accenture y Merck) . "Ese equipo coordinó el trabajo en más de 12 países y lo hicieron no en sus horas libres, sino en su jornada laboral, en un compromiso también de las propias empresas". Este proyecto se extendió durante año y medio. Otra acción local que se ha convertido en global ha sido la del despacho de Londres, consistente en dar ayudas a los empleados para que usen bicicletas para ir al trabajo.

Clientes

Los proyectos llegan al bufete, según Araujo, por la envergadura de la propia firma y también por los clientes. "A ellos les interesa participar porque también tienen sus propios programas de RSC y ¿qué mejor manera de hacerlo que juntos?". Araujo dice que entre los clientes, el bufete tiene muy buena reputación en el área pro-bono teaming y en la de diversidad.

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_