La banca británica precisa más ayuda
El cortafuegos de los bancos británicos frente a la eurozona necesita reforzarse. Pese a una serie de medidas de apoyo introducidas tras la crisis de 2008, el arsenal del Banco de Inglaterra (BoE por sus siglas en inglés) para manejar una congelación de liquidez paneuropea parece poco comparado con los préstamos a tres años del BCE. Pero si la eurozona se rompe, las entidades británicas estarían mejor pidiendo apoyo público.
El BoE tiene tres mecanismos convencionales de liquidez. Los bancos pueden tomar prestado por un máximo de seis meses a través de las subastas ILTR. Los bancos con más problemas pueden cambiar las garantías ilíquidas por bonos del Gobierno de hasta un año. Y, desde el año pasado, pueden usar el ECTR, un sistema de subasta que permite a los bancos comprometer garantías de mala calidad a cambio de un mayor interés.
El ECTR es el rival más cercano a las rondas de liquidez a largo plazo (LTRO por sus siglas en inglés) del BCE, bajo el cual los bancos de la eurozona han tomado hasta un billón de euros. Pero hay dos diferencias: los bancos británicos solo pueden tomar prestado del ECTR por 30 días, mientras que el LTRO lo hace por tres años; y, a diferencia del ECTR, el LTRO es ilimitado. Si una salida griega del euro causara la congelación del mercado bancario de deuda, los bancos británicos estarían en desventaja. Pero eso no significa que el BoE deba imitar al BCE. Las facilidades de liquidez a largo cargan grandes cantidades a los balances de los bancos.
Por suerte, Reino Unido tiene una opción que no tienen la mayoría de entidades de la eurozona: el apoyo del Gobierno. Cuando el mercado se congeló en 2008, el Tesoro proporcionó 250.000 millones de libras en garantías multianuales de deuda bancaria, la mayoría de ellas ya devueltas. Algo similar ayudaría a prevenir una congelación del crédito mientras se preserva la integridad del BoE. El BCE recurrió al LTRO porque no pudo convencer a los miembros de la eurozona para que apoyaran las deudas de los otros. Sin ese impedimento, Reino Unido no necesita lanzar una LTRO.
Por George Hay