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Rescate a la banca

Y a usted, ¿cómo le afecta el rescate?

Los ahorradores pueden respirar tranquilos; su dinero está a salvo gracias al auxilio. Para el resto de los ciudadanos, vienen curvas.

El tabú se ha hecho realidad. Los cortafuegos no han servido de nada y la política europea ha demostrado, una vez más, su incapacidad de poner freno a la caída en cascada de economías que ha detonado la crisis de la deuda soberana. Grecia, Irlanda y Portugal ya no están solas. España se ha unido al grupo y ahora forman un cuarteto. Eso sí, el rescate nacional tiene sus peculiaridades. Es un préstamo a España con una finalidad específica: la banca. Eso cambia algunas cosas, pero no todas. ¿Cómo le afecta a usted?

Ciudadano de a pie

Puede que el préstamo tenga como destino último las entidades financieras, pero el comunicado emitido por el Eurogrupo al final de la teleconferencia del sábado lo deja claro. "El Gobierno español tendrá la plena responsabilidad de la asistencia financiera y será el que firme el acuerdo".

España no ha conseguido que los préstamos vayan directamente a la banca, sino que será el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) el que asuma esa deuda y la derive a las instituciones que lo necesiten. Eso significa que todo lo que venga de Europa será deuda española y elevará la ratio de endeudamiento sobre PIB.

En estos momentos, la deuda nacional roza el 70% del PIB y la previsión es cerrar el año en el 80%. Si se le añaden 100.000 millones, son diez puntos más y supone cruzar todas las líneas rojas, aunque la cuantía final dependerá de cuánto se pida exactamente de esa línea de crédito y en qué plazos.

La conclusión es que los ciudadanos formarán parte de un Estado más endeudado, que tendrá que pensar cómo rebajar el pasivo y renunciar a iniciativas que cuesten dinero. Además, la deuda hay que devolverla.

Más recortes

El ministro de Economía, Luis de Guindos, lo dijo claramente. El préstamo es más deuda para España y los intereses que se paguen por él engrosan el déficit. El presidente del Gobierno, en cambio, lo negó. Los economistas consultados no tienen dudas: el pago de los intereses del préstamo inflará el déficit. Es posible que Mariano Rajoy confíe en que las entidades pidan ayuda no directamente como capital, sino como préstamo, sobre todo a través de los famosos cocos, los bonos convertibles contingentes, que están remunerados. De esta forma, la banca auxiliada pagaría al FROB, que a su vez devolvería el dinero a Europa.

Un mundo feliz que es posible que se dé con Liberbank e Ibercaja y quizá con BMN, pero no más. Desde luego, Bankia no está en situación de pagar intereses y para qué hablar de Banco de Valencia, Novagalicia o Catalunya Caixa.

Otra vez, el círculo vicioso. Puede que el rescate español no imponga una condicionalidad específica a la economía, pero sí exige que el Estado cumpla la ortodoxia fiscal. Es decir, que su déficit vaya adonde tiene que ir. En el caso español, es hacia abajo, así que el rescate puede llevar aparejadas nuevas medidas de recorte de gasto para cumplir con Bruselas. Rajoy lo ha negado, pero la realidad, antes o después, puede decir otra cosa.

Ahorradores

Son los más beneficiados. Como diría un agorero, en una caída en cascada lo mejor es ser el primero, porque quizá a la larga el dinero se agote. En estos momentos, hay dinero de Bruselas para la banca española, que aumentará su solidez y su fortaleza con los préstamos externos.

Es cierto que los depósitos están cubiertos en los primeros 100.000 euros, pero esta inyección a la banca contaminada reforzará el capital hasta el punto de que también se podrá no sufrir por los excesos sobre esta cifra o por otros productos que se tenga en el banco.

Accionistas

Todavía hay demasiadas incógnitas sobre el rescate para anticipar la reacción de los mercados. Desde luego, los accionistas de las entidades con problemas no saldrán bien parados, ya que su futuro es un mundo plagado de ampliaciones a cual más dilutiva.

En principio, hay dos bancos que podrían disfrutar de esta nueva situación. Santander y BBVA han salido bien retratados en el informe del FMI, así que una discriminación entre buenos y malos podría impulsar a su cotización.

Pero el futuro está lleno de incertidumbres para el sector. Quedan las cifras de los evaluadores y de las auditorías, el tipo de interés del préstamo a las entidades con problemas y la repercusión de todo el lote del rescate en la economía. Demasiadas nubes en el cielo todavía.

Usuarios de banca

Más comisiones, no hay duda. Los bancos rescatados necesitarán incrementar esta vía para ganar dinero, puesto que muchas de las otras están cerradas. Pero también la banca sana irá por ese camino. Es la forma de curar en los resultados la indigestión del ladrillo que todos, en mayor o menor medida, padecen. Con unos beneficios a la baja, los ingresos por comisiones son la única tabla de salvación del sector.

Crédito

En teoría, la primera reforma financiera de Guindos tenía por objetivo desatascar el crédito y alentar una rebaja del precio de los pisos. No funcionó, así que llegó la segunda. Tampoco parece que fuera a funcionar, porque ahora llega el rescate y también tiene por meta, según el presidente del Gobierno, ser la solución definitiva para que vuelva a fluir el crédito.

"Sin crédito no hay inversión y sin inversión no hay empleo", aseguró Rajoy en su intervención del domingo. ¿Funcionará esta vez? No parece. Los expertos consultados tienen pocas dudas. La situación de la banca se debe al exceso de riesgo asumido en los préstamos, que ahora hay que digerir y depurar. Y nadie comenzará a prestar hasta que se hayan purgado los excesos y para eso queda tiempo. Precisamente, las entidades que pidan ayuda son las que más activos contaminados tienen, así que serán las últimas en abrir el grifo.

Empleados de la banca

Puede que España no vea su economía condicionada por el salvamento (con muchos matices), pero las entidades financieras sí. Las condicionalidades van para ellas y, en este caso, ya no será un organismo nacional y amigo el que lo controle. Europa impondrá sus reglas: reestructuraciones, cierre de oficinas, venta de participadas, eliminación de duplicidades... Y le darán igual las cuestiones regionales o el efecto en la economía. La banca saldrá de esta mucho más delgada de lo que llegó y también su plantilla.

Dueños de preferentes

Ya quedan pocas emisiones de preferentes en circulación o que no estén en proceso de resolución. Pero las que quedan están en manos, en buena parte, de entidades con problemas. Dadas sus necesidades de capital, todo apunta a que se favorecerán los canjes por acciones (las que puedan), por aquello que refuerce su solvencia. Europa, otra vez, no vería otra cosa con buenos ojos.

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