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Columna
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El empleo en España y Francia

Lo que cuenta, en definitiva, para la población es la evolución del empleo y del paro. El empleo genera un salario y es lo que nos permite vivir, pero también es determinante para la integración social, ya que cumple importantes funciones psicológicas y sociales. La retribución económica confiere seguridad material, es una medida del reconocimiento a la actividad desarrollada y determina la posición social de la persona. Al mismo tiempo, el empleo forma parte de nuestra identidad y canaliza gran parte de nuestras metas y aspiraciones de desarrollo. Tengamos en cuenta que en la mayoría de países de la UE la mayor preocupación de los ciudadanos es el empleo.

En este sentido, actualmente ha surgido un debate entre los expertos a raíz de las recientes elecciones en Francia, centrado en comparar y explicar las causas de las diferencias de paro entre España y nuestro país vecino y, de este modo, concluir si el desempleo ha sido una de las causas principales de la pérdida de la presidencia francesa por parte de Nicolas Sarkozy.

Hoy, la tasa de desempleo en España es del 24,4%, frente al 10,1% de Francia. En la eurozona es del 10,8%. Pero la tasa de paro no resume toda la realidad del mercado laboral.

En Francia ha evolucionado mejor el mercado laboral que en España, Grecia e Irlanda, pero peor que prácticamente, el resto de sus países vecinos, como, por ejemplo, Alemania. Así, en 2012, en la zona euro, como en el conjunto de la Unión Europea, el empleo no ha recuperado el nivel de 2007. Sin embargo, en Francia prácticamente no se ha producido destrucción de empleo (-0,3%), frente al -2% de la zona euro y el -13% de España.

Algunos expertos indican que el principal factor que ha amortiguado la caída del empleo en Francia han sido las 35 horas y, además, la flexibilidad en el empleo ha proporcionado a las empresas la posibilidad de adaptar el tiempo de trabajo en función de las perspectivas de la producción o servicios.

Precisamente, otro factor que ha jugado en contra es la polémica sobre la duración del tiempo de trabajo. Según sus manifestaciones, los franceses no trabajan bastante, las 35 horas han matado el crecimiento. Sin embargo, es conveniente huir de simplificaciones. Por ejemplo, la duración efectiva del tiempo de trabajo de los ocupados es de 1.439 horas en Francia contra 1.408 en Alemania. La duración del tiempo de trabajo se ha ido reduciendo en la Unión Europea por la aplicación de la ley o el empleo a tiempo parcial. Así, en Alemania representa el 27%; Francia, el 18%; España, un 13%, y la Unión Europea, el 20%.

Por otra parte, se observan importantes diferencias en los sistemas de protección para los desempleados entre Francia y España. Así, el importe mínimo a percibir en España es de 16,57 euros/día, mientras en Francia es de 27,25 euros/día. Ello es evidente ya que su salario mínimo es de 1.398 euros, frente a 641 euros de nuestro país. Respecto a la duración máxima de la prestación económica en España es de 24 meses, mientras en Francia hasta los 49 años es también de 24 meses, pero a partir de los 50 años es de 36 meses. Además, el periodo de afiliación para tener derecho a la prestación económica en Francia requiere haber cotizado 4 meses dentro de los 28 meses que preceden al término del contrato. Mientras en España el periodo de alta es de 12 meses en los últimos 6 años. Además, en Francia, aquellos desempleados que asisten a cursos de formación reciben una ayuda mínima de 19,53 euros/día.

En ocasiones se nos pide que nos igualemos con la Unión Europea en aquellos aspectos más negativos con el fin de modernizarnos y a veces deberíamos observar con más frecuencia y tratar de igualarnos en aspectos positivos que suponen mejoras significativas en nuestra productividad, calidad de vida y bienestar social

Por último, si nos preguntamos por las causas que han llevado a Sarkozy a perder la presidencia francesa debemos indicar que ha sido por la acción conjugada de dos factores: la crisis y, sobre todo, un rechazo a su persona que, en opinión de determinados expertos, ha conducido a desvalorizar la imagen de Francia. En definitiva, no ha podido escapar a la ley que ha hecho perder unas lecciones a todo mandatario que se ha presentado a unas elecciones.

Vicente Castelló. Profesor Universidad Jaume I de castellón

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