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Columna
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El fin de TNK-BP, un mal negocio

La empresa conjunta que BP tiene en Rusia, TNK-BP, le ha traído muchos dolores de cabeza, y podría desprenderse de ella por completo. La petrolera británica resolvería así un problema creando otro. Los mejores activos energéticos del mundo suelen estar en lugares complicados, y precisan de asociaciones que son un desafío.

La calidad de TNK-BP como activo no significa que las propuestas que BP dice haber recibido desemboquen en un negocio lucrativo. El número de posibles compradores es pequeño, y son rusos. Alfa Access Renova (AAR), el socio de BP, podría querer desprenderse del 100% por un precio justo. Mientras, los grupos apoyados por el Gobierno, Rosneft y Gazprom podrían ocupar el sitio de BP como socios de AAR. Eso llevaría a una subasta débil. BP ofreció unos 32.000 millones de dólares por comprar las acciones de AAR el año pasado. Pero entonces formaba parte de una estrategia más amplia para explorar nuevos yacimientos rusos con Rosneft. Hoy, los títulos de TNK-BP valoran la participación de la británica en 17.400 millones, pese a que la pequeña parte que está en el mercado no es una gran guía. Analistas de Citi dicen que la participación rondaría los 25.000 millones, el 20% de su capitalización de mercado.

Un acuerdo a cambio de efectivo podría borrar los 29.000 millones de deuda neta de BP. Pero esta generaría mucha menos caja: los dividendos de TNK-BP financiaron el 20% de los 17.000 millones de dólares que BP distribuyó entre los accionistas en 2011. En un mundo ideal, BP invertiría los beneficios en proyectos más seguros a largo plazo, elevando los gastos de capital o con fusiones o adquisiciones. Pero eso no existe, lo que explica por qué BP ha tolerado el matrimonio infeliz con AAR tanto tiempo.

BP ha recuperado más del doble de su inversión de 8.000 millones en dividendos recibidos. La salida forzará a la compañía a un dilema. Las asociaciones son su destino, y valen la pena.

Por Christopher Hughes

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