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Ignacio Martín

Un industrial para mover las alas

El nuevo presidente ejecutivo de Gamesa afronta un desafío y deberá elaborar un plan estratégico para encontrar el viento favorable en la compañía eólica.

Un industrial para mover las alas
Un industrial para mover las alas

La industria de automoción se ha convertido en un importante caladero de ejecutivos donde han pescado las compañías fabricantes de aerogeneradores. Ignacio Martín, nuevo presidente de Gamesa, sigue los pasos de Alfonso Faubel, que en 2009 decidió abandonar la dirección europea de la multinacional norteamericana de componentes Delphi para liderar la división de energías renovables de la francesa Alstom. Martín (San Sebastián, 1955) pasa de la vicepresidencia de CIE Automotive, un grupo empresarial vasco con más de 60 plantas repartidas por todo el mundo y al que llegó en 2002 como consecuencia de la fusión con Afora, a dirigir una compañía necesitada de un primer espada con un claro perfil industrial, acostumbrado a lidiar con la comunidad financiera y con experiencia internacional. Todas estas variables se unen en la persona de Ignacio Martín, aseguran personas de su entorno.

Este guipuzcoano militante apuntaba maneras. Con poco más de 14 años fue elegido por los curas de su colegio, los Corazonistas de San Sebastián, para representar a la institución en el concurso Cesta y Puntos, un programa nacional que emitía la única televisión existente en España y donde solo participaban los más listos de clase. Tras licenciarse en Ingeniería Superior en la rama de Electricidad en la Universidad de Navarra, hizo pronto las maletas para desembarcar en Estados Unidos y en un sector, el de la industria auxiliar del automóvil, al que ha dedicado su vida profesional, salvo su fugaz etapa de un año como director general adjunto de Alcatel España. En GKN Automotive International, firma británica de la que fue su consejero delegado en la filial estadounidense, se encargó de poner orden en la casa y de su desarrollo en Latinoamérica.

Ignacio Martín, casado y con dos hijas y al que sus amigos califican con chanza de "suertudo" por estar rodeado de mujeres, no perdió, hace poco más de 15 años, la oportunidad de volver a su tierra. No solo por estar cerca de los suyos y de sus amigos, a los que acompaña los sábados con su bicicleta de montaña para hacer recorridos que nunca bajan de cuatro horas. También porque le llamaron para gerenciar Afora, un grupo siderúrgico guipuzcoano con intereses en el sector de automoción y que necesitaba, a partes iguales, un cambio generacional y una vuelta de tuerca fabril. Como ahora con Gamesa, su trayectoria industrial sumó más puntos que los conseguidos por otros aspirantes al puesto.

Apasionado del fútbol en general y de la Real Sociedad de San Sebastián en particular, suele utilizar la filosofía de este deporte como un ejemplo a aplicar en la empresa. En sus 11 años en CIE Automotive ha contribuido, primero como consejero delegado y luego como vicepresidente, a formar a un grupo de personas con mentalidad internacional. Se le reconoce una destacada capacidad para poner orden, tanto en el plano industrial y empresarial como en el debate deportivo. A esta última labor se debía aplicar a fondo a principios de semana. Su comité de dirección en el grupo estaba repartido casi al 50% por seguidores del Athletic de Bilbao y de la Real Sociedad, clubes a los que la cercanía y los resultados han ampliado su rivalidad.

La capacidad para escuchar a sus colaboradores y basar buena parte de su estrategia en las relaciones personales no le impide ser "superexigente". "Entra en profundidad en los problemas, como seguro que lo hará en Gamesa", afirman ejecutivos que han trabajado con él. Dirigir uno de los grupos tecnológicos globales de referencia en el sector eólico con presencia en 50 países y base industrial en los principales mercados eólicos del mundo no será una tarea sencilla.

Ignacio Martín deberá mantener un complicado equilibrio con Iberdrola, su accionista de referencia con casi un 20% del capital y también uno de sus principales clientes, tanto en el campo de aerogeneradores como en el de mantenimiento de parques eólicos. La pérdida de rentabilidad de Gamesa y su caída en Bolsa ha provocado que la eléctrica tuviera que provisionar 70 millones en 2011 por la pérdida de valor contable de su participación. Asimismo, tendrá que afrontar una reestructuración industrial, fundamentalmente en España, mejorar su eficiencia, rebajar costes y poner en el mercado una nueva gama de aerogeneradores que le permita competir con garantías tanto en el mercado de la eólica terrestre como de la marina.

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