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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

A la espera de señales claras de Europa

Con la prima de riesgo en zona de rescate, la Bolsa cuesta abajo y el megarrescate a Bankia humeando, el presidente del Gobierno compareció ayer en un acto inédito no solo por lo inusual -primera rueda de prensa en solitario en el cargo-, sino por hacerlo en la sede el PP y no en La Moncloa. Si su pretensión o la de sus asesores era calmar a mercados e inversores, no lo logró. Si además intentaba colaborar a la transparencia de la que alardea el partido en el poder, dejó todas las ventanas y puertas abiertas, aunque a las incógnitas. Eso sí, insistió en que el Ejecutivo ha cumplido y pasó la pelota al tejado de la UE, de la que espera señales, y la responsabilidad a Grecia.

Los cinco puntos en que reiteró su discurso inicial, tras recordar el objetivo del crecimiento y la creación de empleo, no añadieron nada a lo sabido, aunque suponen un compromiso con el proyecto europeo. Reducir el déficit público, seguir con reformas para mejorar la flexibilidad y la competitividad, apostar por reformas estructurales en la UE para avanzar hacia el mercado único, resolver el problema de la financiación, la liquidez y la sostenibilidad de la deuda y, en fin, que Europa fije con claridad el objetivo de "más integración fiscal, monetaria y política" son destinos compartidos. Otra cosa es el cómo. Y es ahí donde entra el concepto de transparencia. De cómo se interprete y aplique esta depende su eficacia. Porque las incógnitas sobre la economía española están creciendo.

El mero hecho de afirmar, como hizo ayer Rajoy, que los 19.000 millones de nuevas ayudas públicas para Bankia no van a influir en el déficit público "para nada" y, a renglón seguido, reconocer que aún no está decidido el mecanismo con el que se aplicarán parece un juego de encuentra el error. Eso, si no es una señal mucho más preocupante de falta de soluciones ante el asedio de los mercados al sector bancario. No obstante, esperamos que acierte con las contundentes afirmaciones de que no habrá rescate europeo para la banca española o que estas ayudas se van a recuperar. Se hace imprescindible atender la demanda de información pública ante el Congreso de los Diputados, donde están la "luz y taquígrafos" de Antonio Maura.

Alrededor del Gobierno se empieza a extender la peligrosa sensación de que llega a destiempo. Si esa preocupación se generaliza por empresas y calles supondrá un enorme enemigo para esa confianza que tanto necesita España. Para recuperarla, Mariano Rajoy hace bien en reclamar el apoyo indiscutible de Europa al euro y, también, a la economía española. Y la Unión Europea está obligada a dar señales claras en este sentido. Tanto como de que España cuenta con el firme respaldo de sus socios y de su banco central, el BCE, para resolver la crisis de la deuda y completar la reestructuración del sector financiero.

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Jesús Lizcano Álvarez

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