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Carreras con riesgo

"Tu quoque, fili mi". "¡Tú también, hijo mío!". Estas son las palabras que Julio César dirigió a Marco Bruto mientras le apuñalaba junto a un grupo de senadores que defendía la República. Era el 15 de marzo —los famosos idus de marzo— del año 44 antes de Cristo y la frase mostraba la sorpresa de César al verse traicionado por alguien a quien quería como si fuera su propio vástago. Así lo cuenta Suetonio, y así debió de ser.

Esta historia ocurría hace más de 2.000 años y lo hacía en latín (y también en griego). Una lengua adscrita a ese cajón de sastre llamado Humanidades y cuyo compartimento más conocido es la filología. Hoy ambos saberes están amenazados en nuestra educación. Poco cuenta que gracias a ellos podamos leer buena parte de nuestra historia. Ahora demasiadas universidades españolas practican un singular axioma: si no lo demandan las empresas no interesa o interesa poco.

Sacrificadas las Humanidades en aras de los mercados de capitales, y casi desaparecidas de la Educación Secundaria, bastantes universidades parecen haberse olvidado de que son un centro de formación de conocimientos y no de trabajadores que siguen a pies juntillas las peticiones coyunturales de determinadas empresas y sectores. Y por tanto no extraña que algunas instituciones hablen de "desajustes" entre oferta y demanda.

El 29% de las titulaciones de grado tienen menos de 40 alumnos por aula

El desequilibrio entre oferta y demanda se traslada al mercado laboral

En 2007, el 15% de la oferta eran titulaciones de menos de 20 alumnos

De hecho, el PSOE planteó en su día concentrar en unos pocos campus las carreras con menos alumnos. Pero la oferta ha ido aumentando (en vez de disminuir) y el año pasado ya había 2.413 grados y 2.758 másteres oficiales. La realidad impone otra mirada.

Así las cosas, el Gobierno quiere corregir las "ineficiencias" que provocan que el sistema universitario no contribuya del todo al crecimiento de la economía española. Y buscando, se ha localizado en las carreras con menos de 50 alumnos a una de ellas.

Un reciente estudio de la Fundación BBVA estima que el 29% de las titulaciones de grado ofrecidas en España en 2009-2010 tienen menos de 40 alumnos por aula. Por ir al detalle, los porcentajes de titulaciones de pequeño tamaño se elevan al 50% en Humanidades, al 42% en enseñanzas técnicas y al 31% en Ciencias Experimentales.

Este informe pone en evidencia lo que califica de "preocupantes desajustes" que existen en algunas titulaciones debido al permanente exceso de oferta o de demanda. Un ejemplo canónico ocurre en medicina. Mientras España cubre un porcentaje elevado de las plazas de MIR (Médico Interno Residente) con facultativos de otros países, hay un gran número de estudiantes en nuestro país a quienes les gustaría acceder a esta carrera y no pueden hacerlo.

Justo lo contrario le sucede en bastantes universidades a algunas titulaciones de Humanidades y Ciencias Experimentales. Y este desequilibrio entre oferta y demanda, asegura la Fundación BBVA, tiene su traslación al mercado laboral.

Un graduado en el área de ciencias tiene una probabilidad de ser activo 6,8 puntos porcentuales mayor que un graduado en Humanidades. Y la diferencia crece hasta 7,2 puntos en el caso de las Ciencias Jurídicas o Sociales, 5,5 puntos para las ingenierías y 17,5 para las Ciencias de la Salud. Este trabajo también confirma algo que nos dice la práctica diaria: los graduados en Humanidades son quienes tienen menos probabilidades de encontrar empleo. En el lado opuesto, las Ciencias de la Salud.

¿Entonces? ¿Hay que cortar por lo sano bajo los designios de la oferta y la demanda? Pues aquí es donde entran en juego las interpretaciones.

Juan Hernández Armenteros, profesor de Economía de la Universidad de Jaén, cree que le resultará complicado al ministerio imponer un número mínimo de alumnos porque son las comunidades quienes tienen transferidas las competencias. Aun así, acorde con los cálculos que maneja, referidos a 2007, el 15% de la oferta eran titulaciones de menos de 20 alumnos por clase, cuya eliminación supondría un ahorro de 2.100 millones de euros. "Por debajo de 50 alumnos ya pierdes eficiencia" y los costes no compensan lo que paga el estudiante, describe Hernández Armenteros. Y añade: "Hay que reordenar el mapa de las titulaciones". Como ejemplo cita la carrera de filología hispánica. Hoy por hoy la ofrecen ocho de las nueve universidades de Andalucía. Pero solo en Sevilla y Granada tiene más de 70 alumnos.

En un caso como el anterior habría que reducir el número y establecer becas de movilidad para los estudiantes que quisieran cursar esta carrera y no la tuvieran en su provincia. Esta sería una opción. ¿Pero habrá dinero para ello? Pronto lo veremos.

Mientras tanto, los profesionales plantean su análisis. Gaspar Rosselló, vicerrector de Política Académica y Calidad de la Universidad de Barcelona, señala que en su centro solo la filología románica tiene menos de 40 estudiantes y si se mantiene es "porque resulta estratégica debido a los grandes profesores que han pasado por ella".

Por su parte, Francisco Javier Laspalas, profesor de Historia de la Educación de la Universidad de Navarra, identifica las filologías, sobre todo la vasca y la catalana, como dos de esos grados con menos de 50 alumnos, que "se mantienen vivas por motivos políticos". Pero su centro no tiene problemas de alumnado reducido.

Y en la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona) tampoco hay ninguna titulación por debajo de esa cincuentena de alumnos, afirma su rector, José Juan Moreso, quien entiende que es necesario racionalizar la oferta, aunque "no suponga un ahorro tan elevado como cree la gente".

Ahora bien, hay otras instituciones que ya han ido blindándose ante esta reducción de títulos y alumnos. Las tres universidades gallegas establecieron en 2011 un mínimo de 50 alumnos de nuevo ingreso para que pueda impartirse un grado en el campus de Vigo y de 45 alumnos en los de Pontevedra y Ourense. De esta forma lo recoge el diario Atlántico.

En una situación más complicada está la Universidad de Burgos (UBU), en la que según la prensa local 11 de los 26 grados que se ofertan tienen menos de 50 alumnos de nuevo ingreso. Incluso estudios como Químicas o Informática se quedarían fuera del corte y pondría en evidencia que seleccionar las carreras universitarias exclusivamente con el criterio del número de alumnos tiene el riesgo de dejar fuera titulaciones "viables" fagocitadas por la tiranía del mercado de trabajo.

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