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Visa para un sueño

Indignados por el incesante recorte de partidas sociales y los millonarios rescates bancarios, algunos españoles dicen con ironía que esta crisis solo tiene una salida: Barajas.

Como hicieron sus empobrecidos abuelos durante el régimen franquista, cada vez más jóvenes están optando por buscarse la vida fuera. Desde 2008, cuando comenzó la depresión económica, el número de emigrantes se ha incrementado un 22%, según el Censo de Españoles Residentes Ausentes (CERA).

Pero la mayoría de los que se están planteando hacer las maletas, desconoce los pasos que hay que seguir para obtener un permiso de trabajo en países con perspectivas bastante más prometedoras como Alemania, Reino Unido, China o Brasil.

Alemania es el país más atractivo por el principio de libre circulación europeo

Trabajar en EE UU es complicado, los pocos puestos que hay se sortean

Lograr una oferta de fuera es difícil, pero no hay que desanimarse

"Hay unos trámites generales que debe seguir cualquier persona que decida trabajar en el extranjero. Estos varían en función de si se trata de un país comunitario o no, ya que, de serlo, no necesitaremos visado. En cambio, la mayoría de países extracomunitarios exige permiso de trabajo o residencia", señala Guillermo Expósito, responsable del departamento de Derecho laboral de Russell Bedford.

Para trabajar en China, por ejemplo, es obligatorio obtener un visado profesional de clase Z, que se expide para periodos superiores a tres meses. Cuando se ha trabajado más de 183 días, el Gobierno chino exige el pago de tributos locales. Sin embargo, hay un convenio con España para evitar la doble imposición que se aplica en los impuestos sobre la renta y el patrimonio.

Pedro Fajardo, un profesional del marketing que lleva tres años trabajando para una empresa española en Pekín, asegura que el trámite para obtener el visado es muy sencillo y puede tardar un máximo de tres días. Pero advierte que una vez allí, es importante respetar las normas de extranjería, como aquella que obliga a presentar el permiso de residencia en la comisaría municipal en los 30 días posteriores a la entrada en el país.

"Son minucias que toman cinco minutos y que sin embargo muchos españoles no cumplen, lo que puede acarrearles problemas innecesarios", explica Fajardo, quien aprovechando su experiencia ha creado Chinaempleo.com, una página web que ayuda a profesionales de habla hispana a encontrar trabajo en el gigante asiático.

Puede que seguir el consejo de Fajardo sea hoy más saludable que nunca, ya que el Gobierno chino está tomando medidas para evitar que inmigrantes que entran como turistas o estudiantes se queden a trabajar en negro. De hecho, la policía ha iniciado redadas en las calles de Pekín para detener indocumentados. "No quieren ilegales. Así que tener los papeles en regla es fundamental", reitera.

Mercado 'maravilhoso'

En cuanto a Brasil, es imprescindible estar en posesión de un visado de residencia, ya sea temporal o permanente, para poder ejercer una actividad remunerada. Para solicitarlo, el requisito más importante es tener un contrato de trabajo. Este debe ser elaborado por la empresa brasileña interesada en emplear mano de obra extranjera. Una vez firmado por ambas partes, deberá ser visado por la Secretaría de Inmigración del Ministerio de Trabajo. Cumplido este trámite, se enviará el contrato al trabajador español, quien deberá presentarlo junto con el resto de la documentación solicitada en el Consulado brasileño de Madrid o Barcelona.

Brasil concede también visas de trabajo temporales para una estancia máxima de 90 días en el caso de artistas y de dos años para deportistas. Para científicos, profesores, técnicos o profesionales de cualquier otro tipo, el plazo máximo es de dos años. Posteriormente, si el Departamento de Justicia Federal o la Secretaria de Inmigración lo autoriza, el permiso inicial se puede convertir en visado permanente.

Por su parte, EE UU exige un visado de no inmigrante, que se concede por motivos específicos y por un periodo de tiempo determinado. "Esta tarjeta permite trabajar en cualquier puesto, pero es difícil de obtener, ya que se sortea un número determinado cada año", explica Expósito. Al llegar al país, uno de los primeros trámites que hay que realizar es pedir el número de la Seguridad Social, requisito para todas las gestiones administrativas.

En cuanto a los destinos comunitarios, Alemania es actualmente el país más atractivo por las facilidades que está dando a profesionales españoles. En aplicación del principio de libre circulación de trabajadores, cualquier ciudadano comunitario está autorizado a desempeñar aquí actividades asalariadas sin necesidad de visa. La única excepción son ciertos puestos de funcionario.

Al iniciarse la relación laboral, el empresario debe afiliar al trabajador en cada uno de los campos de la Seguridad Social (enfermedad y cuidados por dependencia, pensiones, accidente laboral, desempleo) ante la Caja de Enfermedad. En virtud de este trámite, el empleado obtiene un número de asegurado bajo el cual se registran los seguros y la remuneración laboral sujeta a cotización.

En Reino Unido, el español que opte a un puesto tampoco necesita visa. Basta con que acredite su condición de ciudadano de un Estado miembro de la UE presentando su pasaporte o DNI en vigor. Cuando empiece a trabajar o tenga una oferta firme de empleo, podrá solicitar el national insurance number, el número de Seguridad Social, que todos los británicos reciben de oficio al cumplir los 16 años.

Expatriados

En el caso de los expatriados, es decir, aquellos trabajadores que han sido trasladados por sus empresas a filiales en el extranjero, además de los trámites de visado, hay dos aspectos básicos a contemplar: la fiscalidad y los seguros.

"Hasta que el trabajador no pasa una media de 183 días en el país de destino, no se le considera residente y se le aplica la fiscalidad española en materia de retenciones, relación laboral, dietas, etc. Esto se aplica a cualquier persona desplazada temporalmente para trabajos puntuales", explica Carlos Fernández Palacios, director de recursos humanos de Euroconsult, una ingeniería española que tiene a parte de su plantilla en el exterior.

"Cuando supera esa media -el número de días varía de un país a otro-, el trabajador pasa a ser considerado residente en el país de destino. En ese caso, dependiendo de si la compañía tiene una filial o no, se le da de alta en el país de destino o se le hace regresar a España".

En cuanto a los seguros, explica que cualquier expatriado, independientemente del tiempo que vaya a estar fuera, debe de contar con una póliza que cubra accidentes, gastos médicos, desplazamiento de familiares en caso de emergencia, repatriación, entre otras contingencias. "Funciona como un seguro médico y debe cubrir a su familia en caso de que viaje con él", precisa.

Tantos trámites y requisitos formales pueden desanimar a cualquiera, pero desde Adecco destacan que el esfuerzo merece la pena. "No hay que perder de vista que una experiencia laboral -temporal- en otro país tiene que ser una oportunidad para desarrollar nuevas competencias, aumentar el propio bagaje y al mismo tiempo aprender o perfeccionar otros idiomas, con el fin de volver a España con un perfil más competitivo y tener la posibilidad de encontrar mejores oportunidades laborales y de desarrollo profesional".

Fajardo puede dar fe de ello. En abril de 2009 renunció a su trabajo en una agencia de marketing en Madrid para asumir la representación comercial de una empresa española que comercializa refractarios para el sector cemento en Pekín. "Vine pensando que estaría sólo dos años, pero ya llevo tres y estoy muy contento. Para un europeo, vivir en un país como China en el que aún hay muchas cosas por hacer, en un momento en el que el mundo se va homologando, es una experiencia impagable".

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