De profesión, becario en prácticas
Ser becario en prácticas en una empresa ha dejado de ser para muchos jóvenes españoles un medio de alcanzar experiencia para convertirse casi en un fin: conseguir el primer empleo. La tasa de paro que lastra actualmente este colectivo ronda el 50%, lo que ha forzado a los estudiante universitarios (y no universitarios) no sólo a mirar a la emigración como una forma casi obligada de buscarse las habichuelas, sino también a hacer de las prácticas casi una profesión y el único paso ineludible para conseguir un puesto de trabajo en España. Con el propósito de percibir entre 300 euros mensuales, en el peor de los casos, y 800 euros, para los más afortunados. Los estudiantes están llegando a plantearse situaciones tan kafkianas como dejarse alguna asignatura pendiente para poder seguir en la bolsa de becarios o empalmar prácticas durante años, incluso sin cobrar.
Sonia Monroy es una de las jóvenes españolas que como tantas otras estudiantes tiene marcado a fuego que las prácticas son imprescindibles para acceder a un puesto de trabajo. Diplomada en Turismo por el CEU, esta estudiante de tan solo 22 años realizó prácticas en 2011 en dos hoteles de la cadena Confortel en Madrid (en Alcalá Norte y en Atrium) y en las oficinas centrales de la compañía durante seis meses. No cobró nada, pero esta experiencia, "muy enriquecedora", le abrió la puerta para trabajar en el hotel Meliá Benoa, en Bali, también en régimen de prácticas, donde tiene previsto permanecer otros seis meses. No tiene muy claro el dinero que va a percibir. "Hablaron de una ayuda de 200 euros". No le importa en exceso porque considera que éste es otro tramo más del puente para realizar un máster de Dirección Hotelera en Lausana (Suiza), que, a su juicio, le catapultará al mercado laboral.
Y es que en estos momentos, "la contratación directa, principalmente por las grandes empresas, es prácticamente imposible si no se cuenta con experiencia previa", según explica Marisol Pastor, directora del gabinete técnico de la Fundación Universidad-Empresa. Los estudiantes saben que "las compañías utilizan las prácticas como método para evaluar al estudiante o titulado y comprobar su valía" y ahora, con la crisis, también las empresas, incluso las más pequeñas, han comprendido las ventajas de tener becarios en su plantilla. De ahí que en los últimos años se haya extendido la entrada de las pymes, micropymes e incluso empresarios individuales o autónomos a esta práctica, asegura el vicerrector de la Universidad CEU San Pablo, Leopoldo Abad.
Santander y BBVA tienen programas para becarios en empresas
Las titulaciones técnicas y económicas son las más demandadas
De hecho, en este centro aumentó la oferta total de prácticas un 13% el año pasado y, por parte de las empresas, casi en la misma proporción, sobre todo en las áreas de humanidades, ciencias de la comunicación y enseñanzas técnicas. Una tendencia que aumentará en los próximos años en toda España, teniendo en cuenta que Bolonia establece las prácticas obligatorias en la gran mayoría de las carreras. La estimación hecha por la Fundación Universidad Empresa es que dentro de dos años la necesidad de plazas de becario alcanzará las 30.000 anuales.
Este escenario puede explicar por qué en apenas tres meses más de 60.000 estudiantes universitarios de los dos últimos años de carrera han solicitado una de las 7.500 becas para prácticas profesionales en pequeñas y medianas empresas, convocadas por el Banco Santander en colaboración con la patronal Cepyme (Confederación de Pequeñas y Medianas Empresas) y la Conferencia de Rectores de Universidades españolas para 2012 y 2013. Este programa es uno más de los que proliferan por todo el territorio español, amparados por convenios firmados entre las universidades y las empresas, que conforma una línea de trabajo por la que han empezado también a apostar las entidades bancarias. A esta convocatoria, financiada al 100% por el banco que preside Emilio Botín, han respondido casi 5.000 pymes en busca de becarios, algo que a José Antonio Villasante, director general de Santander y de la división global Santander Universidades, no le sorprende teniendo en cuenta que las pymes conforman el grueso del tejido empresarial español y absorben el 70% del empleo en España.
Con una dotación de 1.800 euros por alumno, estas becas, que tendrán una duración de tres meses, "tienen como objetivo introducir a los estudiantes en el mundo laboral, mejorar su currículum, así como establecer una relación entre la pymes y la universidad, y tienen el compromiso de que el 50% de los seleccionados encuentren un trabajo estable", explica Villasante. La idea es que durante el proceso de selección de las empresas se tenga en cuenta la disposición de las pymes a aportar una cantidad similar a la del Santander para alargar el periodo de prácticas durante otros tres meses.
Bancaja es una de las entidades españolas pioneras en financiar prácticas profesionales, pero en el extranjero. Un capítulo al que el pasado año destinó 315.700 euros para sufragar la concesión de 386 becas, que primaron las titulaciones en ciencias jurídicas y sociales, ingeniería y arquitectura. A diferencia de las prácticas en España, sus programas, en colaboración con la Universidad de Valencia y la Politécnica de Valencia, buscan también el perfeccionamiento del idioma. La entidad cuenta con diferentes programas. Así, las becas Leonardo Adeit tienen una duración de 26 semanas y el estudiante puede elegir entre una docena de destinos europeos. La remuneración el año pasado fue de 3.600 euros más 600 euros que aportó la Fundación Bancaja.
Las del programa Leonardo Da Vinci cubren estancias en empresas de 18 países europeos, por un plazo de 13 a 26 semanas. En 2011 estuvieron dotadas con entre 3.000 y 5.000 euros, respectivamente. La aportación de Bancaja osciló entre 600 y 1.200 euros anuales. Fuera de Europa, las becas Blasco Ibáñez también establecen periodos de prácticas de entre 13 y 26 semanas. El estudiante percibe entre 2.000 y 3.800 euros, según el país y la duración. El año pasado la aportación total de la entidad financiera a este programa fue de 90.000 euros.
La capacitación profesional pero también el perfeccionamiento del idioma fueron los objetivos que animaron a Mario Sanchís Bartolomé a pedir una beca Leonardo Adeit. Tenía claro que en su área, el marketing, la aventura exterior era imprescindible "porque el marketing es muy internacional", asegura. Fue listo y en lugar de esperar a que le adjudicaran empresa, la buscó él mismo para asegurarse la formación durante los seis meses que duraba la ayuda, cuya cuantía ascendía a 800 euros al mes. "El paso por la empresa de marketing con sede en Dublín (Irlanda) Millward Brown Ireland, en 2011, ha sido definitivo para mi carrera", dice Sanchís. De hecho, antes de venir a España ya había concertado tres entrevistas de trabajo en Valencia, una de ellas para quedarse. Actualmente, Sanchís trabaja en la empresa de investigación de mercados Psyma Ibérica. Asegura que "repetiría".
Por su parte, BBVA cuenta también con un programa de becas pero para trabajar en la entidad, principalmente en el área de corporate investiment banking (compras, fusiones y adquisiciones). En los últimos cinco años, 5.000 estudiantes de los últimos años de carrera, procedentes principalmente de la licenciaturas de Administración y Dirección de Empresas (ADE), Derecho y Economía, y estudiantes de máster, sobre todo en Administración de Empresas, han hecho prácticas en BBVA. En lo que va de año, el banco ya ha concedido 574 becas, cuya dotación oscila entre los 500 y los 1.100 euros. El 45% de los becarios procede de universidades españolas.
Las universidades se vuelcan
La Fundación Universidad Empresa también es muy activa en la concesión de becas de capacitación profesional remuneradas, que cuentan con un nivel de inserción laboral posterior cercano al 80%. La cuantía de estas becas oscila entre los 400 euros brutos mensuales para los estudiantes y los 780 euros para titulados universitarios, que podrán elegir entre un elenco de 3.000 empresas de todos los sectores de actividad, entre los que destacan las grandes compañías energéticas (Repsol, BP, Iberdrola, etc.), tecnológicas (Ono, Telefónica, HP, etc.), automoción (Mercedes), aviación (EADS-CASA) y distribución (Alcampo, Carrefour, etc.), entre otras. Las titulaciones del área científico-técnica (ingenierías, matemáticas, física, química, etc.) y del área económica empresarial (ADE, Economía, Derecho, etc.) son las más demandadas. Hasta ahora, más de 40.000 estudiantes y recién titulados han hecho prácticas gracias a sus programas de posgrados Citius, Gaia y Optimus, con una duración de entre 6 y 12 meses a jornada completa, y a su programa Start. Este último está dirigido a matriculados en las universidades de la Comunidad de Madrid y la UNED, y su duración es de entre 6 y 12 meses, en media jornada. Fundación Universidad Empresa cuenta además con un programa de inserción laboral para recién titulados en formación profesional de grado superior, Pasarela (en colaboración con la Universidad Rey Juan Carlos), que combina prácticas a jornada completa durante 12 meses con 60 horas de formación en la universidad. Está dotado con 700 euros mensuales.
Las universidades privadas, que fueron las primeras en hacer gala de su buena relación con el mundo laboral, también se han puesto las pilas para atender la creciente demanda. El año pasado CEU San Pablo ofertó 2.574 plazas de prácticas gracias a los convenios firmados con 372 empresas y 2.121 alumnos realizaron su primera inmersión laboral, principalmente en finanzas, consultoría, comunicación, auditoría, nuevas tecnologías, banca, industrial, comercio, etc. La dotación de estas prácticas oscila entre los 350 y los 400 euros por media jornada y aumenta si se trata de dobles titulaciones. Empresariales, enseñanzas técnicas, Derecho, Psicología, Farmacia, Periodismo, Odontología, Publicidad y las dobles titulaciones son las principales que acceden a las prácticas. Destaca, de forma significativa, la creciente demanda de estudiantes que cursan estudios universitarios bilingües. En Cunef, unos 250 alumnos realizan prácticas cada año, principalmente en el sector financiero. Su remuneración oscila entre los 400 y 900 euros dependiendo si la jornada es media, durante el curso, o completa en verano.