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Entorno. Pesca

La industria del atún rojo quiere convencer en España

Balfegó, principal empresa del sector, vuelve su mirada al mercado nacional

La empresa Balfegó, líder en la cría y venta de atún rojo en España, empieza a mirar menos a Japón, el principal consumidor de esta delicatessen, que también da trabajo en España a las almadrabas (pesca artesanal) de Cádiz. Ya no es solo que los europeos coman más sushi que nunca, sino que lo prudente en tiempos convulsos es diversificar el negocio.

"Hasta ahora vendíamos el 90% de nuestra producción a Japón, ahora la hemos reducido en un 15%", explica Pere Balfegó, pescador desde siempre y cofundador de la empresa junto a su primo Manel. Europa, y en concreto España, son ahora los mercados a los que esta industria quiere mimar, entre otras razones por el mediatizado azote de los científicos y de las organizaciones ecologistas a la sobrepesca de una especie que ha estado al borde del colapso comercial y de la extinción.

Las capturas ilegales de barcos en el Mediterráneo con banderas falseadas para ganar cuota de pesca alcanzaron su apogeo en 2006, hasta registrar 60.000 toneladas, el doble de las permitidas por los organismos internacionales. Arrancó entonces una guerra abierta entre ecologistas e industria que se saldó con la reducción de las cuotas para intentar reflotar la especie. Pero mientras la recuperación está aún por demostrar -aunque los últimos estudios apuntan a que el atún rojo empieza a remontar-, la imagen de esta pesquería y del consumo ha quedado tocada. Este debate es ajeno en Japón, donde se come pescado crudo desde siempre, pero no en Europa ni en España, donde la demanda de esta especie se asocia a la gastronomía de lujo.

Así, el grupo familiar tarraconense está haciendo lo imposible por demostrar que la suya es una pesca no solo legal sino también sostenible, aunque el término esté tan gastado que ya no quiera decir nada. La compañía estrenó hace escasos meses un sistema de etiquetado que el consumidor puede pedir cuando se le sirve atún rojo en cualquier restaurante, en el que se indica la fecha de captura, para demostrar que es fresco, y su procedencia, para enseñar que es legal y que no ha sido pescado en aguas lejanas por barcos piratas.

A esa medida Balfegó añadió a principios de mayo la inauguración de la primera semana gastronómica de atún rojo, que se celebrará cada año en l'Ametlla de Mar (Tarragona), donde la compañía tiene su sede y sus granjas de cría en mar abierto. Entre el 2 y el 6 de mayo desfilaron, bajo una carpa instalada para la ocasión en el puerto de esta localidad, chefs japoneses y europeos que cocinaron atún en directo. También se celebraron foros y degustaciones de atún rojo e incluso se presentó una guía de buenas prácticas a la hora de enfrentarse a esta especie en los fogones.

La compañía también ha lanzado TunaRace, una carrera de 5.500 metros en mar abierto con salida, precisamente, en las granjas de cría de la empresa y llegada a l'Ametlla de Mar. Por si el esfuerzo fuera poco, a partir de junio el turista que lo desee podrá subirse al catamarán que la compañía ha empezado a fletar cada semana, y navegar hasta las granjas de atún, para ofrecer a los más atrevidos la oportunidad de nadar entre estos peces de 400 kilos, que después serán sacrificados para su venta. Los que se queden en la cubierta podrán atender a las explicaciones sobre todos los detalles de esta especie, como su largo viaje desde aguas del Atlántico hasta el Mediterráneo, adonde llega para reproducirse.

La especie se ha recuperado, pero aún queda reflotar la imagen del consumo de atún rojo

Polémica oferta turística

La idea de llevar turistas hasta las granjas donde Balfegó cría atunes en mar abierto, frente a la costa catalana, no ha sido muy bien recibida por los pescadores de l'Ametlla. La compañía ha inaugurado en esta localidad un servicio de viajes diarios en catamarán hasta las granjas de cría, donde se ofrece a los turistas la posibilidad de nadar junto a los atunes que después serán sacrificados para su venta.La cofradía de pescadores de este municipio bloqueó este mes la entrada del puerto, impidiendo la salida del recién estrenado Tuna-Tour, en protesta por los supuestos impagos de Balfegó a los barcos pesqueros.El servicio turístico, ya restablecido, es una vía de diversificación de negocio de la compañía, que busca familiarizar a los potenciales clientes locales con la venta de atún rojo, envuelta en la polémica de la pesca ilegal en el Mediterráneo.

Las cifras

90% de la pesca de atún rojo de la industria española se ha vendido a Japón. Ahora esa cuota habría bajado un 15% para diversificar el negocio.60.000 toneladas de esta pesquería llegaron a capturarse en 2006, el doble de las permitidas por los orga-nismos internacionales.5.500 metros es la distancia que tendrán que nadar en mar abierto los deportistas que se sumen a la carrera de Balfegó.

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