Una facilidad de liquidez para dominarlos a todos
Cuando las palabras pánico bancario, fuga de depósitos o corralito entran en el lenguaje de la prensa económica de los blogs especializados (dejando aparte a los apocalípticos a tiempo completo), mala cosa. Pero eso es lo que sucede estos días, con la posible salida del euro de Grecia como detonante del presunto pánico bancario en Grecia o en otros países débiles, como Portugal, España o Italia.
No entraré en detallar si hay o no fuga de depósitos. Hoy el titular lo da The Economist quien, citando a un analista de Citi, cuenta más o menos lo mismo que contaron mis compañeros Pablo Martín e Inés Abril hace casi un mes utilizando como fuente los datos en bruto del Banco de España: Que en casi un año la fuga de capitales ha sido de casi 100.000 millones. Pero, claro, lo dice el Economist...
En todo caso, ¿se puede parar la marea? Depende. En mi opinión, a medida que la crisis se agrava la dependencia del BCE en los países afectados se agudiza, lo que tanto refuerza "intervención suave" a la que están sometidas Italia y España como debiliita la capacidad de los demás para oponerse a la "intervención oficial".
Por explicarnos. En diciembre y enero el BCE proporcionó a la banca de la zona euro dinero ilimitado a tres años, con el que pudo suavizar sus vencimientos de deuda y echar una mano también a la deuda pública española e italiana. Pero esta petición de liquidez ya pasó. Si a partir de mañana los depositantes españoles piden su dinero, los bancos no tendría suficiente (nunca lo tienen) y tampoco podrían, en princpio, acudir al BCE.
Draghi podría, obviamente, abrir de nuevo la espita del dinero y, de hecho, un informe de Citi de la semana pasada ponía cifras al posible monto de una fuga de depósitos si Grecia sale del euro: entre 90.000 y 340.000 millones. El BCE podría parar la sangría con una inyección de 800.000 millones, según Citi. Pero la decisión estaría en su mano.
Con Grecia, más de lo mismo. La banca griega depende, de forma indirecta, del BCE. Como hemos explicado antes, la barra libre de liquidez de diciembre y febrero ya pasó. Para obtener dinero, los bancos griegos han apelado a la ELA, facilidad de crédito de emergencia mediante no es el BCE quien proporciona el dinero, sino los bancos centrales locales. El BCE difundió hace menos de un mes las cifras por primera vez; eran 121.000 millones de euros.
Con este sistema los bancos locales piden dinero al Banco de Grecia (aunque también el Banco de Irlanda ha usado este método) aportando como garantía determinados activos que el BCE no aceptaría. Los préstamos a través de la ELA sirvieron para que la banca irlandesa o la griega no se quedasen sin liquidez en los momentos de mayor tensión. Y es lo que parece que ha sucedido: entre el 24 de abril y el 15 de mayo el epígrafe 6 del balance del Eurosistema (aquí el detalle) donde se incluyen estos préstamos de emergencia ya supera los 200.000 millones de euros. 80.000 millones en tres semanas es mucho dinero, lo que sugiere tensiones de liquidez, con toda probabilidad centradas en Grecia.
Pero, en todo caso, el BCE sigue siendo la entidad emisora, y los fondos prestados a través de la ELA siguen siendo una deuda contraída por el banco nacional con el BCE. En otras palabras, aunque la banca griega pida dinero al Banco de Grecia, el Banco de Grecia depende del BCE. No sé exactamente hasta qué punto Draghi tiene capacidad para cerrar este grifo; puede bloquear préstamos de emergencia si las entidades son solventes, pero no conozco el mecanismo ni los criterios, y el propio BCE ha reconocido en ocasiones que es poco transparente con estas operaciones de emergencia porque, al ser de emergencia, su publicidad puede agravar la inestabilidad.
Pero la cuestión no es esa. La cuestión es que hoy Grecia, España, Portugal, Irlanda e Italia son aún más dependientes del BCE. Y el caso griego es particularmente esclarecedor. Que los partidos tradicionales hayan perdido la mayoría no significa que los griegos sean dueños de su destino tanto como quisieran: basta que una entidad helena no pueda hacer frente a las retiradas de depósitos para que empiece el pánico. Si son dos, éste es incontrolable. El BCE, obviamente, no querrá que eso suceda. Pero tiene la capacidad para dejar que sea así y, sobre todo, para jugar con la carta del miedo. ¿Qué Gobierno responsable permitiría un pánico bancario en su propio país? ¿Cuántos ciudadanos, por muy cabreados que esté, están dispuestos a arriesgarse a un corralito para castigar a una desastrosa elite política? No es casual que en las últimas encuestas Nueva Democracia gane pulso a costa de Syriza.
En resumen, y por terminar, si bien podría parecer que las elecciones griegas han dado más margen de maniobra al pueblo soberano, la realidad es que la inestabilidad derivada de estas elecciones solo ha reforzado el poder, casi absoluto, que tiene sobre la periferia europea el BCE, cada vez más amo y señor de Europa. Si en 2011 usó el programa de compra de deuda para dejar caer a Berlusconi, hoy marca el guión a través de sus facilidades de liquidez.
Música contra la crisis. Los más grandes, que syer cumplieron 50años. The Kinks, Victoria. Sugerencia de @gsvega
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