YPF reconoce que no cumple las normas para cotizar en Nueva York
La nueva YPF bajo control del Gobierno argentino reconoce que tras el cambio de control ha dejado de cumplir alguna de las condiciones exigidas por la Bolsa de Nueva York, la NYSE, para cotizar en su parqué, y advierte de que podría verse obligada a salir del mismo.
El interventor de YPF designado por el Gobierno argentino, Julio De Vido, ha informado al supervisor del mercado estadounidense, la SEC, que a raíz de la conformación actual de la empresa, controlada por el Gobierno, incumple con normas exigidas por la Bolsa de Nueva York.
En el texto, YPF reconoce "diferencias signficativas" entre sus prácticas de gobierno corporativo y "las requeridas por los estándares de cotización de la NYSE".
"Desde el 16 de abril de 2012, la compañía ya no tiene un comité de auditoría que satisfaga los requisitos de la norma 10A-3 de la SEC", dice YPF. "Si no somos capaces de corregir esta deficiencia, la norma de la NYSE establece que la NYSE podría iniciar la suspensión y el proceso de suspensión de cotización con respecto a nuestras acciones".
La petrolera argentina incluye también esta consideración en un capítulo del informe acerca de los riesgos para sus acciones cotizadas. En él, afirma: "No cumplimos en la actualidad los requisitos de la NYSE con respecto al comité de auditoría y estamos en riesgo de que se nos suspenda de la NYSE", afirma.
YPF explica además que las empresas no estadounidenses cotizadas en Nueva York deben seguir por la general sus normas nacionales sobre gobierno corporativo, en vez de los requisitos del parqué estadounidense. No obstante, la NYSE obliga a informar de las diferencias entre las prácticas estadounidenses y las usadas por la empresa.
El decreto de intervención de YPF concede a los propios interventores designados por el Gobierno "todos los poderes, derechos y responsabilidades del comité de auditoría", y esta circunstancia podría no ser admitida por los gestores de la bolsa neoyorquina.
Antes de la intervención, YPF ya incumplía algunas de las prácticas de buen gobierno de Nueva York, si bien este déficit no ponía en riesgo su cotización. En concreto, la empresa no tenía una mayoría de consejeros independientes en el consejo ni disponía de comité de nombramientos y retribuciones.