Las débiles bases de los bancos griegos
Los bancos griegos están en animación suspendida. Las entidades del país esperaban a las elecciones del 6 de mayo no solo para asistir al nacimiento de un nuevo Gobierno, sino también para saber más detalles de cómo serán recapitalizados. En cambio, el punto muerto político del país hace que tengan que esperar otro mes hasta las nuevas elecciones. Mientras, la fuga de depósitos se ha acelerado. Ayer se revelaba que los clientes retiraron 700 millones de euros del sistema solo el lunes.
Los bancos del país se mantienen a flote por la promesa de una recapitalización procedente de los fondos de rescate de la eurozona y del FMI, y por la liquidez de emergencia proporcionada por su propio banco central. Pero ambas bases se vendrán abajo si Grecia se aleja de su plan de rescate. Miremos primero al capital. La reciente quita sobre la deuda soberana griega dejó grandes agujeros en los balances de los bancos. El plan de rescate de febrero asignó 48.000 millones para taparlos. De ellos, 25.000 han sido entregados a un fondo creado por el Gobierno griego llamado Fondo de Estabilidad Financiera Helena (HFSF, por sus siglas en inglés).
Si Grecia no cumple el acuerdo de rescate, no recibirá los 23.000 millones restantes. Lo que es menos claro es qué pasará con los 25.000 millones ya depositados en el HFSF. La eurozona no podría recuperar el dinero. Por otro lado, el HFSF no tendría la libertad de inyectarlos en los bancos griegos mientras que la eurozona y el FMI supervisen el proceso, y tienen derecho para cancelar las facilidades de crédito en el supuesto de un incumplimiento soberano. Ahora miremos a la liquidez. Desde el final de 2009 el sector ha perdido al menos un tercio de sus depósitos. La brecha ha estado tapada, primero, por los préstamos del BCE, y ahora, por la liquidez urgente del banco central griego.
Hasta ahora, el BCE ha estado dispuesto a autorizar más liquidez por parte del banco central griego. Pero en el caso de que Grecia incumpla el plan de rescate, Fráncfort pondría fin también a esta asistencia. Entonces los bancos se colapsarían, y el BCE contemplaría unas pérdidas masivas de 127.000 millones de liquidez ya presente en el sistema.
George Hay