¿Cuánto dinero llenará el agujero de la banca?
El Gobierno tiene una papeleta complicada. Todos los expertos del mundo han puesto al sistema financiero español en el punto de mira y cada uno tiene su propia cifra mágica de provisiones que calmarían el incendio. Si el Ejecutivo se queda corto, la desconfianza continuará; si tira por lo alto, la necesidad de dinero público se disparará.
Por mucho que Grecia y su posible salida del euro copen portadas y preocupaciones, el futuro de la moneda única se está jugando en otro campo de juego. El Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y Bruselas lo saben y de ahí que las presiones sobre el Ejecutivo nacional se hayan acentuado en los últimos días, en una suerte de traca final que dejara claro al Gobierno de Mariano Rajoy que la reestructuración del sector financiero nacional no podía demorarse más tiempo.
La nacionalización de Bankia ha sido el primer capítulo de la respuesta. Pero eso ya es el pasado, la caída de una pieza descontada. Este viernes toca la reválida, otra reforma financiera solo tres meses después de la anterior. No solo debe ser la definitiva, sino que su letra pequeña y, sobre todo, sus números grandes, tienen que convencer al mercado de que, esta vez sí, la banca española ha dejado de ser tóxica para Europa.
La papeleta es complicada. Determinar la cuantía necesaria para sanear el sistema financiero en un entorno donde no hay precios de mercado para muchos activos, donde existe morosidad oculta y donde nadie sabe cuántos créditos más van a ser dudosos mañana por el deterioro económico y el paro es casi un juego de adivinanzas.
La disparidad de cifras que han dado los principales bancos de inversión y agencias internacionales da una idea de la dificultad de la tarea. Este mismo jueves, Nouriel Roubini habla en el Financial Times de una necesidad de recapitalización entre 100.000 y 250.000 millones. No solo la horquilla es escalofriante, sino que la parte alta de su estimación supera con mucho cualquier cálculo hecho hasta el momento. Por supuesto, el experto al que ahora todos escuchan porque fue uno de los pocos que vaticinó la crisis cree que España tendría que ser rescatada después de ese trance. Es más, los 250.000 millones que estima Roubini dejan en nada la previsión más pesimista hasta el momento: los 125.000 millones de UBS, según los datos que recoge Fedea.
En los últimos días han salido informes más comedidos. Morgan Stanley habla de 70.000 millones, mientras que Goldman Sachs se queda en 58.000 millones. Pero la distancia sigue existiendo y eso supone un problema para el Gobierno. Puesto que está claro que nadie tiene una varita mágica capaz de precisar cuánto necesita la banca, cualquier cifra que dé el Ejecutivo puede decepcionar. Si es baja, no espantará la desconfianza. Si es alta y exige demasiadas provisiones, las entidades caerán una tras otra como las fichas de un dominó.
Por el momento, lo único que hay son especulaciones. Pero dicen que el Gobierno aprobará en el Consejo de Ministros de este viernes una reforma que se centrará en las provisiones para el ladrillo sano, por así llamarlo. Según distintas informaciones, se obligará a provisionar cerca de un 25% de los préstamos con riesgo normal cuando ahora basta con un 7%, lo que supone más de 30.000 millones de colchón extra llamados a tranquilizar a los inquietos sobre la morosidad oculta (y potencial, dadas las circunstancias) de la banca.
"A esta cifra hay que sumar los 54.000 millones de la primera reforma financiera, así que el número final no está tan lejos de lo que dicen Goldman Sachs o Morgan Stanley", explica Joaquín Maudos, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia e Investigador del Ivie. ¿Será suficiente para calmar al mercado? "Con eso se limpia el ladrillo, porque incluye promoción y construcción, que es lo que preocupa ahora, así que sería suficiente para eso", añade.
Lo que no está tan claro es que con eso se acabe el problema. "Queda más préstamo al margen del ladrillo, como el crédito hipotecario, a pymes, a otros sectores problemáticos..., y todo ello en una economía que va a caer el 1,7% este año según las previsiones del Gobierno", señala Maudos. La morosidad hipotecaria seguirá creciendo y, aunque esté todavía en ratios muy bajas, dado el volumen de créditos para este fin concedidos cada punto que suba la mora supone miles de millones adicionales.
Otra incógnita importante es la cantidad dinero que le tocará poner el Gobierno. Cuantas más provisiones pida, más empujará a la banca a pérdidas y más tendrá que salir al rescate. Según los cálculos de Morgan Stanley, el sistema financiero español será capaz de conseguir unos 11.000 millones por sí mismo. El resto, si los mercados permanecen cerrados, le tocaría al Ejecutivo, así que serían ayudas públicas.
Claro que todo depende de la letra pequeña de la nueva reforma financiera y la capacidad de los bancos para buscarle las vueltas. Eso es lo que ha pasado, en parte, con la anterior: 54.000 millones sobre el papel que en buena medida se han convertido en meros reajustes contables. Así que no solo la cifra será clave, sino la determinación que tengan el sector y el Gobierno para que esta sea de verdad la última y definitiva reforma financiera.