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Columna
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Mentir en el currículo, algo no tan inusual

El consejero delegado de Yahoo, Scott Thompson, afirmaba que estaba graduado en Contabilidad e Informática. Tristemente, la segunda especialización era un mero elemento decorativo. Es fácil de entender la tentación existente entre la cultura de la ingeniería de Silicon Valley de maquillar sus credenciales de friki, incluso si los grados en tecnología se quedan rápidamente obsoletos. O, al menos, es más fácil de entender que la explicación de Yahoo, diciendo que el de Thomson fue un "error involuntario". Pero la mayor lección a aprender aquí no es nueva. Desgraciadamente, tiene una obstinada longevidad.

Lo que es triste es que en el mundo de la tecnología, el rendimiento triunfa sobre el bagaje educativo. La mayor empresa tecnológica del mundo, Apple, fue fundada por un hombre que estudió Caligrafía y abandonó los estudios. Bill Gates y Marc Zuckerberg nunca acabaron sus estudios en la Universidad de Harvard. Quizá al mundo de la tecnología le encanta la idea del informático socialmente torpe sobre un diplomado en Contabilidad y trajeado.

Los adornos de Thompson pueden no ser tan graves como los del expresidente del grupo de software Lotus. Jeff Papows decía ser un antiguo aviador naval huérfano desde una pronta edad. Tampoco es tan atroz como el caso del jefe de Radioshack, que hace seis años mintió sobre su graduación en estudios de Teología. Pero Yahoo es una empresa en problemas que intenta ganarse de nuevo la confianza de sus accionistas. Y el haber engañado, no importa si involuntariamente o de forma no demasiado dañina, impide ese objetivo.

Por Robert Cyran

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