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Columna
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Lloyds ve el final del túnel

Los maltratados inversores de Lloyds pueden estar cerca de la redención. Antes de la crisis financiera, el mayor prestamista hipotecario de Reino Unido era el arquetipo de imperturbable pagador de dividendo. Desde 2008, cuando acordó rescatar a HBOS, sus accionistas no han recibido un solo pago. El fin de la sequía está cerca.

Puede no parecer así ahora: el primer trimestre del banco contiene algunas sorpresas desagradables. La provisión de 3.200 millones de libras que Lloyds apartó el año pasado ante posibles demandas por colocar a clientes un seguro de protección de impagos ha tenido que ser complementada con otros 375 millones. Y su intento de deshacerse de 632 sucursales para 2014, como demanda la Comisión Europea, está tambaleándose.

Pero el primer trimestre también marcó el retorno de António Horta-Osório, el consejero delegado que se tomó unos meses de descanso por estrés. Este aprovechó el rebote del mercado para acelerar las ventas de activos no esenciales de su balance. El banco piensa ahora que alcanzará su objetivo de reducción de estos activos un año antes. Los depósitos, que crecieron un 6% a finales de marzo respecto a 2011, casi cubren los activos de su banco principal. Y la entidad ya ha conseguido toda la financiación mayorista que necesita para el año 2012.

Es cierto que Lloyds sigue muy orientado a la economía británica, que se contrajo en el primer trimestre. Pero el banco espera que la economía del país permanezca plana en 2012, mientras que las provisiones para préstamos incobrables y su margen neto son mejores de lo esperado. Si mantiene la línea, podría tener un beneficio neto de 1.800 millones para 2012. Que Horta-Osório distribuya algo a los accionistas dependerá de cuánto capital necesite la banca británica para satisfacer las normas de Basilea III y del tamaño de los complementos que consideren los reguladores británicos.

Pero siempre que en junio continúe así, Horta-Osório podría, al menos, anunciar una hoja de ruta para restaurar el dividendo. Para los inversores sería el primer paso para deshacerse de la participación del Gobierno.

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