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Contante & sonante

¿Quién pagará la reforma financiera? El contribuyente

Las grietas entre el sector financiero y el Gobierno, incluido el Banco de España -aunque su responsable no sea de la cuerda del Ejecutivo- se están convirtiendo en un profundo socavón difícil de cerrar.

La reforma financiera no convence al mercado. El aprobado general del Banco de España a los planes de saneamiento de la banca no ha hecho más que incrementar las dudas. Más al añadir que algunas deberán realizar medidas adicionales para afrontar sus dotaciones en las fechas previstas. "¿Qué entidades necesitan incrementar sus dotaciones sobre los planes presentados?, ¿son pequeñas, grandes? Es muy distinto que una entidad sistémica haya obtenido un aprobado justo que lo haya obtenido una pequeña firma", se queja un directivo financiero.

Pero a todas estas quejas se añade ahora la decisión del Gobierno de que sea la propia banca la que pague la reforma financiera.

Banca y Gobierno siguen buscando una solución para financiar el FGD, ente que Bruselas considera público

"No es justo. Por qué tenemos que correr nosotros con este coste. Quién se ha equivocado. Quién hace dos años fue diciendo que el Estado a través del FROB iba a hacerse cargo de recapitalizar a las entidades débiles (léase inviables). Que había 90.000 millones para sanear el sector. ¿Qué ha pasado con ese dinero? Si al final es el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) el que debe cargar con la reestructuración para qué se creo el FROB. Si desde el principio se hubiera dicho que era el FGD el que tenía que sanear a las entidades financieras es muy posible que no se hubiera inyectado dinero a unas firmas que dos años después siguen necesitando más fondos. Se ha perdido un tiempo precioso, además de dinero. Por qué se salvaron entidades inviables. Si el FROB se hizo cargo inicialmente de sanear el sector, por qué ahora nos pide que le devolvamos los fondos que dio a algunas entidades para recapitalizarlas y posteriormente subastarlas". Así puede resumirse las quejas de una parte del sector, el sano, que lleva cuatro años en continua reestructuración.

Lo malo es que a estas críticas se une ahora las del Banco de España al reconocer que la reforma financiera no parece solucionar los problemas de credibilidad internacionales por los que atraviesa la banca española. La cotización de los bancos cae en picado, la prima de riesgo vuelve a dispararse "y encima estamos abocados a presentar unos resultados casi nulos, incluso dar pérdidas para hacer frente en un solo año al saneamiento de los activos inmobiliarios con el objetivo de que el mercado vuelva a confiar en la banca española. ¿Se está consiguiendo?, no", se queja un destacado ejecutivo del sector.

Su opinión coincidía con las expuestas un día antes por el director general de regulación del Banco de España, José María Roldán, en Londres. Roldán admitía ante un selecto grupo de expertos financieros que la reforma financiera no bastaba para convencer al mercado. El mercado considera insuficientes los 53.800 millones de euros que debe dotar el conjunto de las entidades financieras para sanear sus activos tóxicos.

Lo malo de toda la reestructuración financiera es que al final su reforma la costeará de una forma o de otra el contribuyente. Si las ayudas provienen del Estado será el bolsillo de los españoles el que lo pague directa o indirectamente. Si el saneamiento del sector lo financian las propias entidades a través del FGD será el cliente bancario el que, con el aumento de los precios y de las comisiones bancarias, terminará haciéndose cargo del coste.

La semana pasada parecía que el Gobierno y la banca llegaban a un acuerdo para financiar al FGD sin que repercutiera en la cuenta de resultados de las entidades financieras ni en el erario público, ya que si es el FROB el que concede las ayudas incrementa el déficit público, la gran asignatura pendiente del Gobierno español. Hay que pagar ahora las ayudas para subastar Banco de Valencia, Catalunya Caixa y Novagalicia.

Pero la solución no es tan sencilla. La idea es que la banca, a través de la titulización de colaterales en el BCE, financie el adelanto de ocho años de sus aportaciones al FGD. Esta solución evitaría que afectase a la cuenta de resultados y perjudicara sobre todo a entidades sanas, pero pequeñas que no pueden ahora anticipar cuotas.. La banca sigue defendiendo su postura inicial. Aseguran que no deben asumir todo el coste de la reestructuración, el Gobierno debe hacerse cargo también su parte de responsabilidad. A ello se suma que Bruselas considera que el dinero que inyectar el FGD en una entidad es ayuda pública ya que este organismo es financiado por la banca, pero está presidido por el Banco de España y es un real decreto de Economía el que regula las cuotas que paga el sector al Fondo.

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