El Gobierno intenta sin éxito calmar las dudas sobre el objetivo de déficit
El mercado golpeó ayer de nuevo a España y cuestionó con crudeza la eficacia de las reformas y ajustes anunciados por el Gobierno, que no logra convencer a los inversores de su capacidad de reducir el déficit público, en especial el de las comunidades autónomas. España es ahora la clara protagonista de un nuevo episodio de la crisis europea de deuda soberana.
De nada sirvieron ayer los innumerables esfuerzos del Gobierno por frenar la arrolladora deriva hacia la que se dirige de nuevo la deuda soberana española. No bastó el nuevo y en apariencia improvisado recorte de 10.000 millones de euros en educación y sanidad que el Ejecutivo pretende imponer en las comunidades autónomas y muy poco queda ya de la primera y ya lejana buena impresión que causó en el mercado el avance de los presupuestos de 2012. Tras la presentación de las líneas generales el 30 de marzo, en principio acogidas con moderada cautela en el mercado, el anuncio oficial de la pasada semana de las cuentas del Estado para 2012 ha sido replicado abiertamente con un avance de la prima de riesgo y con la caída de la Bolsa española.
El diferencial de la deuda española frente a la alemana escaló ayer hasta los 433 puntos, un alza en el día de 31,3 puntos, compartido en la distancia por la prima de riesgo italiana, que aún cotiza con ventaja a niveles inferiores, de 404 puntos. Y el Ibex perdió el 2,96%, con lo que cae el 7,5% desde la presentación de los presupuestos, el día 3 de abril. La tarea de intentar apagar el incendio cayó ayer sobre el Ministro de Economía, Luis de Guindos, en una jornada en la que Mariano Rajoy eludió las preguntas de los periodistas a su salida del Senado. Guindos recurrió a lugares comunes como que "es bueno evadirse de lo que pasa en los mercados a corto plazo" e insistió en que la actual volatilidad de los mercados no hará que el Gobierno pierda el rumbo.
El objetivo es claro: cumplir cueste lo que cueste con una cifra de déficit público del 5,3% este año. Pero la desconfianza con que acoge el mercado las reformas emprendidas está desempolvando las horas más amargas por las que ya pasó el Gobierno anterior. El ejecutivo de Mariano Rajoy empieza a verse en la piel de su antecesor, José Luis Rodríguez Zapatero, y a tomar de la misma medicina, al poner en marcha medidas de las que habría renegado en su etapa en la oposición. Así, al igual que a Zapatero no le bastaron para convencer al mercado los recortes con los que terminó alejándose de su electorado, Rajoy tampoco consigue por ahora restaurar la confianza con medidas capaces de soliviantar a su electorado, como el alza de los impuestos o la amnistía fiscal, hasta el punto de que la mención de un rescate para España comienza a abrirse paso no solo en el mercado sino en el discurso de las autoridades del país.
Guindos trata de templar los ánimos y rechaza de plano un rescate
Guindos tuvo que alejar ayer ese fantasma y afirmar que "el Gobierno tiene las ideas absolutamente claras" y que España "evidentemente no necesita un rescate en este momento". El Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, también acudió a templar los ánimos. Declaró que la situación actual de crisis no se solucionará en "cuestión de días" pese a las reformas anunciadas por el Ejecutivo, al tiempo que quiso desvincular el ajuste anunciado el lunes en sanidad y educación -aún por concretar- de la creciente presión de los mercados.
El Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, también intentó templar los nervios y señaló que España "en absoluto" va a necesitar un rescate, algo de lo que "ni de lejos" se ha hablado en el consejo de gobierno del Banco Central Europeo. Pero el discurso compartido por Gobierno y Banco de España de todas las reformas puestas en marcha de forma reciente, desde la financiera a la laboral, no consiguen convencer a los inversores, que dudan que España vaya a cumplir con el 5,3% de déficit público este año y ponen el foco en las cuentas de la comunidades autónomas. Incluso Bruselas, que ayer alabó el esfuerzo de España con su intensa agenda de reformas, también recordó la cuestión autonómica y solicitó las cuentas públicas de las comunidades y las reformas previstas.
Con la presión de la prima de riesgo a cuestas, Rajoy comparecerá hoy ante la comisión de control del Parlamento, en una nueva ocasión para calmar la exigencia inagotable de los mercados, los que marcan los tiempos de la actual crisis de deuda soberana europea.
Sin más ayudas públicas para la banca
"El cuento ha cambiado", resumía ayer el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, al ejemplificar que la situación de España ante los mercados ha pasado de ser "Alicia en el país de las maravillas" a "Caperucita y el lobo". Guindos, que defendió que la agenda reformista del Gobierno no está impuesta por Bruselas o los inversores internacionales, trató ayer, sin embargo, de tranquilizar ambos frentes asegurando que la reforma del sistema financiero concluirá pronto y lo hará sin más ayudas públicas. El proceso, que busca un modelo con "menos entidades pero más fuertes", se reactivará este jueves, relató, cuando se inicie el proceso de subasta de Catalunya Caixa y Banco de Valencia, entidades intervenidas por el FROB. Los incentivos para privatizar estas entidades, vendiéndolas a otras solventes, se sufragarán íntegramente, sostuvo Guindos, con cargo del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), que alimenta la banca, lo que evitará el uso de dinero público. Lo que no especificó, sin embargo, es con qué recursos contará el FGD, cuya capacidad se ha visto seriamente mermada tras el esquema de protección que proporcionó sobre la CAM, para que fuera absorbida por Banco Sabadell, y sobre Unnim, adquirida recientemente por BBVA. En paralelo a Guindos, que participaba en un desayuno informativo de Nueva Economía Fórum, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro aseveró en RNE que el Gobierno ha descartado pedir ayuda al fondo de rescate europeo para financiar la reestructuración del sector.
Las reacciones
HSBC. "Pensamos que no logrará el objetivo de déficit""El cumplimiento de los objetivos de austeridad marcados en el presupuesto se apoya demasiado en las autonomías. Pensamos que no se logrará el objetivo de déficit, lo que elevará las dudas del mercado acerca de España", explican desde HSBC. Esta entidad fija su previsión de déficit en un 6,3%, un punto por encima de lo pactado con Bruselas. "La escala de austeridad demandada ahora conducirá a España con seguridad a una recesión más profunda, con lo que esperamos ver nuevos brotes de aversión al riesgo".Goldman Sachs."Una oportunidad perdida en materia de credibilidad"No se afrontan los problemas estructurales de medio y largo plazo. Esa es la impresión de Goldman Sachs sobre el plan presupuestario del Gobierno presidido por Mariano Rajoy. Para Goldman Sachs, los presupuestos representan "una oportunidad perdida en materia de credibilidad en un momento importante para España". La entidad estadounidense enfatiza que los planes diseñados por el Ejecutivo "no ayudarán a mejorar suficientemente la situación" y ve el déficit de este año en el 6,7%.Barclays."El anuncio de nuevos recortes era necesario"La clave para lograr los objetivos de déficit, sobre cuya viabilidad Barclays no se pronuncia, radica "en la capacidad de las regiones para controlar sus gastos", explica la entidad británica. En este sentido, Barclays asegura que "el anuncio de nuevos recortes en sanidad y educación era necesario y es bienvenido". El banco británico resalta que estas dos partidas representan un 75% del total del gasto autonómico. "Ahora el Gobierno tendrá que ayudar a las regiones a redefinir un estado del bienestar factible con los objetivos de déficit".BNY Mellon. "La preocupación más acuciante son los bancos"La confianza en España "se ha deteriorado", confirman desde BNY Mellon. Esta firma de inversión centra el foco en el sector financiero. "La preocupación más acuciante son los bancos, donde las pérdidas serán mayores de lo anticipado en el negocio crediticio, a medida que los precios del mercado inmobiliario caen. Si se precisa del Gobierno para apoyar al sector bancario, esto podría desembocar en un significativo deterioro de la carga de deuda pública", advierte BNY Mellon, que anticipa "más volatilidad" a corto plazo.