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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un ejemplo para el nuevo mapa bancario

La aprobación del acuerdo de fusión entre CaixaBank y Banca Cívica puso ayer el sello oficial a una operación que resulta muy positiva para la entidad catalana y una solución obligada y casi contra reloj para el grupo liderado por Caja Navarra y Cajasol. A solo unos días de finalizar el plazo dado por el Gobierno para que el sector financiero presente sus planes de saneamiento al Banco de España, Banca Cívica resuelve así las incógnitas que arrastraba sobre su futuro, dados sus problemas para poder asumir de forma independiente las exigencias impuestas por la reforma financiera. Por su parte, tras la compra del grupo de cajas, CaixaBank se convierte en la entidad líder del mercado español tanto por volumen de activos -343.000 millones de euros- como por depósitos -179.000-, aunque el horizonte temporal de ese liderazgo dependerá de los movimientos de ficha que restan para completar el nuevo mapa bancario español. El acuerdo de canje de acciones entre ambas entidades se ha fijado en 1,97 euros por título, lo que supone un considerable descuento -de un 27%- respecto al precio con el que Cívica comenzó a cotizar en el mercado el pasado mes de julio.

En plena reforma financiera y tras los requerimientos realizados por el sector bancario de más ayudas públicas para las subastas pendientes, la estrategia que ha seguido la entidad catalana constituye un modelo a seguir sobre cómo se puede afrontar un movimiento corporativo de estas características sin acudir a las arcas públicas y con escaso impacto negativo sobre el accionista. CaixaBank asumirá sin muletas las obligaciones y compromisos de deuda del grupo de cajas, lo que incluye los 977 millones que Banca Cívica recibió en su día del FROB. El banco no acudirá al mercado para ampliar capital y cumplirá con las exigencias de solvencia previstas, tras realizar el saneamiento del grupo de cajas con 3.400 millones contra patrimonio.

La operación aprobada por los consejos de ambas entidades supone, además, el primer gran movimiento de CaixaBank en el tablero de ajedrez que la reforma financiera ha extendido sobre el sector bancario español. Con ella, la entidad catalana da una contundente respuesta a la llamada del Gobierno para que los grandes bancos se hagan cargo de las entidades más débiles, después de una primera ronda en la que solo realizó una tímida aportación con la compra de Caixa Girona. Pese al volumen de la operación, la entidad presidida por Isidro Fainé no descarta dar un paso más y sumar nuevas adquisiciones. A la espera de que se consolide esa hoja de ruta estratégica, la operación con Banca Cívica pone sobre la mesa un guante que corresponderá recoger a sus competidores en una partida a la que todavía restan varias jugadas para poder dar por totalmente finalizada.

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