El primer trimestre de 2012 no es peor que el último de 2011
Brotes verdes. Cuatro años llevamos buscando en España tréboles de cuatro hojas, y ni en los invernaderos hemos logrado avistarlos. Ni en mayo de 2009 cuando los soñó la ministra Salgado cuando más arreciaba la lluvia de desempleo, ni ahora, cuando el ajuste fiscal más severo de la democracia amenaza con cercenar la renta disponible de la población. Pero varios expertos aseguran que, aunque no se puede hablar de brotes verdes ni por asomo, el comportamiento de la economía en el primer trimestre de 2012 no ha sido peor que en el último de 2011. Ha sido malo, muy malo; pero no tanto como se barruntaba y no más que el último del año pasado.
En el último trimestre de 2011 la economía cayó un 0,3%, y el reflejo en el empleo fue muy contractivo. La caída de la demanda externa por la contracción en Europa habría agudizado la contracción que ya practica la demanda nacional, y el comportamiento tan negativo se proyectaba también sobre todo el primer semestre de 2012. De hecho, el propio Gobierno prevé un descenso del PIB del 1,7% para este año, la tasa más alta de cuantas manejan los organismos internacionales. La previsión es que el grueso del ajuste restante en actividad y en empleo se concentre en el primer semestre de este año, para estabilizar la economía hacia finales de año, y retomar el crecimiento (¡¡brotes verdes!!) en 2013.
Aún hay pocos datos este año sobre lo que ha ocurrido en los tres primeros meses, y sólo se dispone del comportamiento de algunas variables menores de enero y febrero. Pero una interpretación de lo que apuntan permite asegurar que el trimestre no es peor que el último de 2011, aunque siga siendo muy malo. Servidor se ha molestado en echar un vistazo a cuantos indicadores se han renovado, y una comparación con el últimno tramo de 2011 permite asegurar que ha mejorado la percepción de los indicadrores de oferta, y se mantiene muy deteriorada la percepción de los indicadores de demanda, así como el de empleo.
Mal los indicadores inmoibiliarios, mal los indicadores de la construcción, tendencia irregular en el equipamiento, y mejora sensible en utilización de capacidad productiva, así como en las ventas al exterior en enero, pese a que varios países europeos han reducido su demanda. Los índices de confianza, tanto los internos como los manejados fuera, han mejorado sensiblemente, como si se hubiesen movilizado en parte las tendencias de las expectativas hacia el futuro, y la concesión de crédito no se moviliza, incluso persiste una aceleración en el descenso del stock de crédito a empresas y familias (desapalancamiento).
Por tanto, sensaciones mixtas, lo que supone que el trimestre será, más o menos, como el cuarto de 2011, o ligeramente peor por la tendencia contractiva previa, y que tendrá un manifiesto en el empleo. Qué pasará en el segundo trimestre no lo sabemos aún, pero tampoco será mejor que el primero, salvo que en junio comience a estabilizarse la economía y repunte mucho la demanda turística.
Dependerá también de dos cosas claves: el efecto real de la subida del IRPF en las retenciones que comenzaron a aplicarse en febrero, y del tamaño del recorte de gasto público y su efecto en rentas familiares y empresariales del Presupuesto que Rajoy presentará la próxima semana. Pero todo indica que para cumplir con el objetivo de déficit del 5,3% impuesto por Bruselas, el ajuste debe ser considerable, y que a la caída del consumo público debe sumarse la del consumo privado, bastante condicionado por el público.
La cuestión por resolver es en qué momento las expectativas empresariales y particulares cambian tras las fuertes medidas de ajuste impuestas y las reformas planteadas para ensanchar el potencial de crecimiento. Pero de momento tal cosa sólo se aprecia en algunos indicadores de oferta, seguramente motivados por la demanda externa, así como en el sentimiento de confianza empresarial en algunos sectores manufactureros y de servicios.
Primavera tarda, como en la alta estepa soriana.