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La UE investiga los subsidios que recibe la aerolínea y su trato a los pasajeros

Bruselas retoma la batalla contra la política comercial de Ryanair

Ryanair vuelve a estar en el punto de mira de las autoridades comunitarias. El Tribunal de Justicia Europeo cuestionó ayer su política de indemnización a los pasajeros. Y la Comisión Europea ha reabierto esta semana una investigación sobre la presunta ilegalidad de las ayudas públicas que recibe la aerolínea irlandesa en numerosos países de la UE.

Michael O'Leary nunca se ha llevado bien con Bruselas. Pero desde esta semana, el histriónico consejero delegado de Ryanair dispone de muchos más motivos para detestar a unas autoridades comunitarias que llevan más de una década intentado domesticar, sin éxito, la política comercial de una de las mayores aerolíneas de Europa.

La última andanada llegó ayer en forma de dictamen preliminar del Tribunal de Justicia Europeo. Un varapalo que, si se confirma en la próxima sentencia, obligará a Ryanair a revisar su política de atención a los pasajeros en caso de cancelación de un vuelo por causas excepcionales y ajenas a la compañía.

En esos casos, las aerolíneas están exentas de indemnizar a los afectados. Pero según el dictamen publicado ayer, obra del abogado general del Tribunal, Yves Bot, esa exención no se aplica a la obligación de las compañías de atender a los pasajeros "para que no queden abandonados a su suerte".

La compañía pidió limitar la cuantía de la asistencia diaria

Las aerolíneas, por tanto, tienen obligación de ofrecerles a los pasajeros refrescos, comidas y, si fuera necesario, alojamiento. Además, en contra de lo invocado por Ryanair, la asistencia debe ser ilimitada tanto en el tiempo como en la cuantía monetaria, y corresponde a la compañía, según el ponente de la sentencia, pertrecharse financieramente para hacer frente a esas posibles obligaciones.

Bot avala así la reclamación de una pasajera irlandesa que se quedó en tierras portuguesas durante una semana a raíz del cierre del espacio aéreo europeo provocado por la erupción del volcán islandés Eyjafjalljökull en abril de 2010. La afectada reclama a Ryanair 1.130 euros como compensación por los gastos de manutención, alojamiento y transporte en que incurrió durante aquellos días.

Durante el juicio, según relata el dictamen, Ryanair ha intentado matizar el concepto de "circunstancias excepcionales" para establecer una categoría especial a la que pertenecería, a juicio de la compañía, la erupción volcánica. Bot no acepta el razonamiento. E incluso considera que la obligación de atender a los pasajeros "es especialmente importante y esencial cuando los vuelos se han cancelado por una erupción volcánica que ha cerrado el espacio aéreo en varios Estados y durante varios días".

Como segunda vía de escape, Ryanair pidió al Tribunal que, al menos, se limitase la cuantía de la asistencia diaria y su duración en el tiempo ("80 euros por noche, durante un máximo de tres noches, por ejemplo", en el caso del alojamiento, detalla el dictamen). Pero el Abogado General tampoco acepta la limitación propuesta por Ryanair porque, en su opinión, significaría que "después de unos cuantos días, los pasajeros afectados serían abandonados a su suerte".

Cobro por adelantado

Ryanair parece temer el impacto financiero de esa "asistencia ilimitada", sobre todo, si se produce de nuevo un cierre del espacio aéreo tan prolongado como el de hace dos años (del 15 al 23 de abril de 2010), que obligó a la compañía irlandesa a cancelar 9.500 vuelos y afectó a casi millón y medio de sus clientes.

La propia Comisión Europea, que impulsó en su día el reglamento sobre compensaciones en el sector aéreo que ahora invoca la pasajera irlandesa, interpretó durante el juicio que la norma debe aplicarse "de manera que no imponga a las compañías una carga desproporcionada e injusta". Pero el Abogado General no se muestra tan comprensivo. "Como operador experimentado", señala, "la compañía debe prever este tipo de costes". O'Leary, de hecho, ya aplica una tasa por billete en previsión de otro volcanazo

"El último despropósito de estos burócratas"

El comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, ha reabierto la investigación sobre las ayudas públicas que Ryanair ha recibido en el aeropuerto belga de Charleroi, uno de los más emblemáticos en la red de la compañía irlandesa. En 2002, la CE libró su primera gran batalla contra Michael O'Leary a cuenta de ese mismo aeropuerto. Bruselas exigió a la compañía la devolución de parte de las ayudas, pero el Tribunal de Justicia Europeo anuló la decisión al estimar que la CE se había equivocado en el análisis económico de la inversión de Ryanair. La compañía recordó ayer que su victoria fue tan aplastante que la CE ni siquiera recurrió. Y calificó el expediente de Almunia (que atañe también a otros dos aeropuertos) como "el último despropósito" de un organismo que "prohíbe a sus burócratas utilizar las líneas de bajo coste e, incluso, volar desde Charleroi".

10.000 quejas

La erupción del volcán islandés en 2010 afectó a 10 millones de pasajeros, pero según la CE solo 10.000 presentaron reclamaciones. El Tribunal considera que esa cifra tan "baja" muestra que las aerolíneas pueden hacer frente a las compensaciones.

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