¿Brotes verdes en España o nuevo espejismo?
Todo en la misma semana. Varias personalidades e instituciones del mundo de la política y la economía han recuperado mensajes de optimismo después de años de travesía por el desierto. Aseguran que los indicadores muestran una mejora. ¿Es así?
España ni siquiera está todavía en recesión. Al menos, no oficialmente. Para que ese estado sea técnicamente declarado deben transcurrir dos trimestres consecutivos de caída del PIB. Los últimos tres meses de 2011 fueron la primera parte de la historia: la economía cayó tres décimas. Así que faltan los datos de este primer trimestre del año para constatar la recesión. Pero hay unanimidad sobre lo que va a pasar: nuevo retroceso e inauguración oficial de otra recesión, la segunda de esta crisis eterna que amenaza con no terminar.
En este territorio de aridez extrema, esta semana se han concentrado varios mensajes positivos procedentes de distintas instancias. La primera fue la OCDE. El lunes se publicó el índice compuesto de indicadores de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y resulta que los datos de enero apuntan a un cambio positivo en la economía de los países que componen esta institución. Además, los mejores son España y otras naciones de la zona euro.
Luego fueron los presidentes del Consejo de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, y del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barroso, los que aseguraron notar signos de que las medidas tomadas para salir de la crisis están teniendo efecto. Más tarde, el presidente italiano, Mario Monti, y la mismísima canciller alemana, Angela Merkel, señalaron que la fase "más aguda" de la crisis financiera había concluido. El último en sumarse a la lista es el ministro español de Economía, Luis de Guindos.
La pregunta que queda en el aire es si se está viendo una mejora real o si Europa está asistiendo a la expresión del deseo de los políticos de que el camino tomado para combatir la crisis está funcionando. Algo parecido ya sucedió en el pasado (la exministra de Economía Elena Salgado es el mejor ejemplo) y solo sirvió para dar falsas esperanzas.
"¿Brotes verdes?, no. Nosotros no los vemos", reflexiona Estefanía Ponte, directora de análisis y estrategia de Cortal Consors. "Lo que sí vemos es que lo peor puede haber pasado, según están mostrando los indicadores adelantados".
El cambio más sustancial se está viendo en índices como el de confianza empresarial, tanto en España como en otros países de Europa. Aunque también otros indicadores han llamado la atención, como los de demanda o ventas minoristas.
"Los indicadores que están saliendo de enero y febrero son mejores de lo esperado", señala María Jesús Fernández, de la Dirección de Coyuntura y Estrategia de la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas). "Esperábamos que en este primer trimestre cayera más la economía y lo más probable es que no caiga tanto como en el último trimestre de 2011".
Así, cuando casi todas las casas de análisis (incluido el servicio de estudios de la Comisión Europea) vaticinaban un primer trimestre realmente complicado para España, los datos están sorprendiendo. También en Europa.
Lo más llamativo es que una sola persona puede ponerse buena parte de la medalla del mérito. Es italiano, se llama Mario Draghi y preside desde hace poco el Banco Central Europeo. æpermil;l es el responsable de poner en marcha contra viendo y marea (contra las iras alemanas, realmente) dos barras libres de liquidez en las que se dio a la banca todo el dinero que quisiera a un año y a un 1% de interés. Ese dinero no ha llegado a la economía real en forma de crédito (al menos, no en cantidades contundentes y de forma inmediata), pero sí se ha destinado a comprar bonos soberanos de los países con problemas, lo que ha aplacado el incendio de la deuda pública mediterránea. También ha conseguido conjurar la crisis de liquidez de la banca y reducir la aversión hacia este sector.
Y a ello se ha unido la solución para el problema griego. Como mínimo, la quiebra helena se ha aplazado en el tiempo.
Pero después de tantos años de crisis y con la población escaldada, que haya un indicador mejor que otro puede dejar frío a cualquiera. Lo importante es saber si finalmente se está llegando al final de la pesadilla.
Y eso no está tan claro.
"En Estados Unidos sí hay brotes verdes; en Europa pueden haber empezado a nacer y en España en todo caso se están plantando", añade Estefanía Ponte. Pero hay peligros al acecho: "Una nueva subida del IVA puede terminar con ello y no hay que olvidar que el precio de la gasolina está en máximos y eso es un freno". Lo importante "es que no se vuelva a apretar a las familias y que medidas como el pago a proveedores salgan adelante".
Pero entonces vuelve a escena la inexorable reducción del déficit nacional. Y el resultado es que la mejora en España sirve de poco alivio. Es posible que el progreso europeo sea frágil, pero los expertos consideran que se pueden tomar medidas que asienten la recuperación, como una mayor unión fiscal en el Viejo Continente y el establecimiento de cortafuegos claros que defiendan realmente la deuda española e italiana de contagios ajenos. Para España, sin embargo, hay menos esperanzas: "Los planes tan duros de ajuste que tienen que aplicar las Comunidades Autónomas y el Estado todavía no han empezado. Cuando lo hagan, nosotros nos tememos que la situación vuelva a empeorar", advierte la experta de Funcas.
La buena noticia es que puede que el primer trimestre de este año no sea tan aciago como se esperaban, pero a España todavía le quedan muchas curvas por delante para llegar al oasis, sobre todo si el camino elegido es la austeridad.