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Postal desde un país humillado

Impresiona. La verdad es que impresiona llegar a Grecia después de dos años oyendo hablar del rescate de este país organizado por Bruselas, Berlín y Washington. Mucho tiempo y esfuerzo perdidos para llegar a la conclusión de que la zona euro ha decidido clausurar esta "desordenada habitación" y condenarla a una cuarentena para que purgue sus males y no contagie al resto.

"Las epidemias solo terminan cuando los microbios se aburren de sus males", venía a decir Céline (cito de memoria) en su escalofriante Voyage au bout de la nuit. Y la zona euro parece encontrarse en esa fase tras su particular descenso al infierno de los mercados y la deuda pública.

Ahora solo queda contar las víctimas. Y entre ellas destaca en primer lugar el orgullo nacional de un país que durante 10 años se dio el lujo de compartir moneda con Alemania y ahora paga en forma de catástrofe económica y social el más que probable regreso a un dracma devaluado.

"Ningún gobierno griego se atreverá a plantear la opción de salir del euro", nos aseguran fuente financieras en Atenas durante un viaje de prensa organizado por la delegación de la Comisión Europea en la capital griega. Se les olvida mencionar que la decisión no se tomará en su país sino en alguna urbe del norte de Europa.

Las mismas fuentes atribuyen todos los problemas del país a un exceso de regulación (en realidad, los intereses creados campan por sus respetos), una excesiva presencia del Estado (cuya estructura es tan frágil que no puede ni controlar sus fronteras) y una abracadabrante burocracia (aunque no hay ni catastro).

Todo cambiará en cuestión de meses, prometen los mismos que durante décadas han gestionado su patria como si fuera un latifundio improductivo. El milagro se obrará gracias a los mejungjes de la troika (CE, BCE y FMI). Unos curanderos que dicen sentirse asombrados ante un descontrol que no les llamó la atención cuando Grecia les pidió (y obtuvo) el ingreso en la zona euro y en la zona Schengen.

Pero hipocresías aparte, la única novedad que se aprecia en comparación con viajes anteriores son las ruinas del siglo XXI (bancos, cines... incendiados durante los disturbios del pasado mes), para morbo del "turismo del desastre financiero", como define este tipo de visitas mi compañero de editorial [ ;) ] Michael Lewis en su último gran reportaje sobre la crisis financiera (Boomerang).

Hoy llueve y no hay humo ni gases lacrimógenos. Solo cierta pesadumbre. La de muchos ciudadanos y algunos contribuyentes que han descubierto que un Estado es algo más que una bandera, una lengua y supuestos conflictos con los vecinos.

Cuando la ficción se derrumba, solo queda un sentimiento de humillación. Sentimiento que Europa no debería exacerbar, salvo que quiera alterar aún más la sangre balcánica que corre por las endeudadas venas griegas.

Foto: Guardia ante el Parlamento de Atenas (B. dM., 11 marzo 2012).

Postales anteriores: Vila Nova de Cerveira (Portugal); Wroclaw (Polonia); La Restinga (El Hierro).

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