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Maximiza los ahorros para competir en precios

Mercadona aprovecha hasta el plástico de los invernaderos

Una línea de productos de menaje hechos con material reciclado sirvió a Juan Roig para hablar de la cultura del esfuerzo.

Cómo es posible que los bazares chinos vendan más barato que lo hace Mercadona?... Fue la pregunta que su presidente Juan Roig lanzó hace meses en su comité de dirección. Dejando a un lado los horarios a destajo con los que trabajan, los infrasalarios y los contratos de miseria con los que aceptan trabajar los chinos, Roig lanzó el reto: "Busquemos la forma de hacer posible que los precios de Mercadona en artículos de menaje sean competitivos con las tiendas de los chinos".

Este es el origen de la frase y titular que este año ha llegado a todas las portadas de los periódicos españoles. El que ha recorrido las webs como un reguero de pólvora y que ha levantado todo tipo de opiniones, algunas no muy simpáticas contra Roig y Mercadona.

¿Quiso Roig decirlo como lo dijo? ¿En el guion mental que tenía a priori de su intervención estaba ya preparada la frase "hay que imitar la cultura del esfuerzo con la que trabajan los 7.000 bazares chinos en España"?

Es posible que el tradicional hermetismo de Juan Roig para con los medios de comunicación haga imposible averiguarlo nunca, pero lo cierto es que ha dejado pistas para al menos interpretar que sabía lo que decía, tenía decidido cuándo lo iba a decir y, lo que es más importante, era perfectamente consciente del impacto que iba a tener la frase inmediatamente en televisiones, periódicos, webs y radios.

Y la pista la da la memoria que Mercadona repartió una vez acabada la presentación de resultados entre los periodistas que acudieron a las oficinas de la empresa en Valencia.

Una cuidadísima memoria anual, en la que la cadena de supermercados explica su modus operandi con detalle y con una esmerada edición de textos y fotografías. En ella, como colofón en su última página, aparece, aparentemente de forma descuidada, una fotografía de los barreños y cubos de fregar que Mercadona vende ya al mismo precio que lo hacen los chinos en sus tiendas. ¿Por qué está esa imagen ahí?

Está porque Roig quería publicarla, sin duda. La foto está para ilustrar -y esto no es más que una interpretación de este periodista- el argumento de Roig de que, si se quiere, se puede llegar a ser tan eficiente, en términos de costes, como un bazar chino, sin atentar contra la política social y de empleo que Mercadona tiene a gala mantener respecto a sus 70.000 empleados.

La pregunta que Roig hizo en su comité de dirección se trasladó al proveedor que fabrica estos productos de menaje para Mercadona, la firma valenciana Sp-Berner, que le empezó a dar vueltas y encontró la solución.

Un solución que a su vez le ha servido para poner en marcha también lo que en su página web corporativa denomina La Revolución.

En concreto, según aseguran fuentes de Mercadona, para hacer la línea de barreños y cubos de fregar de la cadena de supermercados compró el plástico de desecho de los invernaderos de su zona, los transformó y ahora están en forma de productos de menaje en las estanterías de sus establecimientos de toda España al mismo precio al que venden los bazares chinos. Una tarifa que es un 50% más barata de lo que hasta ahora vendía estos productos la cadena de supermercados.

La línea de producción, en la que la empresa ha invertido un total de cinco millones de euros, es muy reciente, comenzó a trabajar en enero de este año.

Sp-Berner no es un advenedizo del sector. Fundado hace 50 años, se ha convertido en un grupo internacional líder en la transformación de plásticos. Dispone de cuatro fábricas, tres en Valencia (dos en Aldaya, con un total de 125.000 metros cuadrados, y una en China, de 30.000) y una en la ciudad china de Suzhou (de 10.000).

Este caso es solo un ejemplo de la filosofía de la cultura del esfuerzo que impera en Mercadona para identificar oportunidades y maximizarlas.

Otro de ellos es el cambio que hicieron en la pajita de los batidos y los zumos infantiles. A alguien se le ocurrió cambiar su aspecto, y en lugar de que siguieran siendo bicolores, cambiarlas a transparentes. "El resultado ha sido 80.000 euros de ahorro", explican en la compañía.

De la misma forma, a un empleado se le ocurrió cambiar la disposición de los paquetes de pan de molde en las cestas que los transportaban desde las líneas de fabricación a las tiendas. La costumbre era llevarlos horizontales en las cajas hasta que se decidió cambiarlos y colocarlos de forma vertical. El resultado fue otro importantísimo ahorro de costes". Esa es la esencia de la cultura que ha lanzado a Mercadona al éxito.

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