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The Artist calienta el sillón para Monti

La reelección del belga Herman Van Rompuy (HVR) como presidente del Consejo Europeo (el 2 de marzo) ha pasado desapercibida incluso en su país de origen, donde algún humorista local compara la invisibilidad y mutismo de su compatriota con el reciente éxito cinematográfico The Artist. Hay varias razones para esa indiferencia.

La primera, porque desde que el ex presidente del Senado belga fue elegido en 2010 como primer presidente del Consejo, ya quedó claro que la figura recién creada por el nuevo Tratado de Lisboa nunca llegaría a ser una suerte de "homólogo" del presidente de EE UU. En estos dos años y medio, la esfinge, como se le conoce en su país, ni siquiera ha logrado ser elegido hijo predilecto del pueblo donde vive a las afueras de Bruselas, aunque no haya sido por su falta de méritos sino por el siempre delicado equilibrio lingüístico de Bélgica (es neerlandófono en una comunidad con mucho francófono).

La segunda razón es que el propio Van Rompuy se ha encargado durante su primer mandato de rebajar tanto el perfil del cargo que nadie se ha acordado o ha tenido interés en disputarle el puesto.

Y en tercer lugar, y quizá sea la razón más importante, es que buena parte de Bruselas confía en que la prórroga de HVR solo sirva para dar tiempo a que Mario Monti ponga orden en Italia hasta las próximas elecciones (2013) y regrese a Bruselas el loor de multitudes eurocráticas un año después.

Para el antiguo comisario de Competencia quedarán entonces dos plazas libres: el de HVR y el de José Manuel Barroso, actual presidente de la Comisión Europea. Los tiffosi más entregados del italiano incluso desean la fusión de los dos puestos y que Monti se convierta en la verdadera cara de Europa.

Monti remataría así una carrera comunitaria que incluye hitos tan variados como la supresión de los duty free, el castigo multimillonario a Microsoft o la propuesta de soterramiento de la interconexión eléctrica entre Francia y España, que se acaba de empezar a construir.

En su contra jugaría, tal vez, la edad (71 años en 2014). Pero si mantiene su estado de salud actual, no parece que tenga muchas dificultades en sustituir al inmóvil Van Rompuy. Y a su favor juega una habilidad muy valorada en Bruselas (con la excepción del Parlamento Europeo): sabe hacerse con los cargos sin el enojoso trámite de pasar por las urnas.

Imagen: HVR recibe a MM en Bruselas, 10-5-2010 (tomada de la web del Presidente del Consejo Europeo).

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