Valiente patinazo de Montoro
¿Se imaginan qué sucedería en EE UU si el responsable de supervisar a Bernard Madoff hubiese quedado a comer con el propio Madoff? ¿Si se supiera que le avisaba de las investigaciones en curso? ¿Si se hubiese relevado del cargo al investigador aun habiéndose demostrado que Madoff falsificaba documentos? ¿Si con estos antecedentes se hubiese elevado la categoría jurídica de la gestora de Madoff? ¿Se imaginan que tras el mayor fraude financiero en la historia de EE UU el máximo responsable de su supervisión pasase a tener un puesto de máxima relevancia en la lucha antifraude? No, ¿verdad? Yo tampoco. Porque Madoff era estadounidense. Y nosotros vivimos en España.
Fue hace ya once años cuando alguien del mercado nos aconsejó que deberíamos estar pendientes de una agencia de valores que acababa de ser intervenida por la CNMV, Gescartera. No es que intervenir una firma fuese habitual en aquel 2001, pero el caso no había despertado demasiado interés en un mundo financiero más pendiente del crac tecnológico. El 27 de junio escribí esta noticia: "La CNMV paraliza los reembolsos de fondos en Gescartera".
Aquel par de llamadas provocaron que, de ahí en adelante, siguiese el caso Gescartera para este periódico. Menos de un mes después de la paralización de los fondos depositados en Gescartera, la CNMV reconocía que no había ni una sola peseta (sí, se usaban pesetas). El resto más o menos lo saben. Y si no lo saben, aquí hay una buena cronología de Efe sobre aquel verano tan berlanguiano. Todo me volvió a la cabeza el pasado jueves al enterarme de que Pilar Valiente, presidenta de la CNMV en la intervención de Gescartera, es la número dos de la oficina antifraude de la Agencia Tributaria.
Pilar Valiente dimitió en septiembre, poco después de los atentados contra las Torres Gemelas, después de que los diarios de Pilar Giménez-Reyna, comercial de Gescartera, revelasen que la propia presidenta de la CNMV alertaba y ayudaba a la agencia de valores a capear las investigaciones llevadas a cabo por los técnicos de la Comisión.
Pilar Giménez-Reyna es hermana de Enrique Giménez-Reyna secretario de Estado de Hacienda (el ministro era Cristóbal Montoro), que dimitió el 10 de agosto de 2001. Ese mismo día nuestro periódico había publicado que una agencia de valores de la que era accionista estaba siendo investigada en una trama de fraude y captación de dinero negro. Muy recomendable para un secretario de Estado de Hacienda.
Pero hoy lo relevante es el papel de la CNMV en el caso Gescartera. Los técnicos de la CNMV habían sospechosado de Gescartera desde mediados de los 90. En 1999, tras descubrir un desfase patrimonial en las cuentas del Arzobispado de Valladolid, la CNMV investigó a Gescartera y vio que la sociedad falsificaba documentos. En el mismo consejo, se impuso a la sociedad una multa de 10 millones y se cambió su condición a agencia de valores. Por aquel entonces, la CNMV era una suerte de campo de batalla con el enfrentamiento entre el presidente, Juan Fernández-Armesto, de perfil técnico, y Luis Ramallo, martillo parlamentario del PP que llegó a mediar para vender Gescartera en 2001.
A resultas también de este consejo, se nombró un equipo especial para el seguimiento de la agencia del que se excluyó a los técnicos que habían destapado las irregularidades; el equipo de David Vives, director general de supervisión, y su subordinado Luis Peigneux. Vives, en su declaración en la Comisión de Investigación, explicó el citado enfrentamiento a dos bandos en la CNMV, y la actuación de algunos responsables de la Comisión como Antonio Alonso Ureba, responsable de los servicios jurídicos, hermano del asesor legal de Gescartera, Alberto Alonso Ureba, o Antonio Botella, nuevo responsable de investigar Gescartera, a la hora de poner trabas a la inspección de la CNMV.
Pilar Valiente no fue nombrada presidenta hasta octubre de 2000. Tuvo tiempo, eso sí, de mantener dos encuentros con responsables de Gescartera, tras la mediación de Enrique Giménez-Reina. Después de la toma de posesión de Valiente, David Vives abandonó la CNMV. Valiente protagonizó, además, uno de los nombramientos más pintorescos en la historia de la Comisión: Juan Carlos Basallote Ureba, primo de Antonio Alonso Ureba y de Alberto Alonso Ureba, director de márketing de Ponche Caballero, pasó a ser director general de entidades de la CNMV.
Valiente intentó defender su actuación mostrándose como "bestia negra" de Gescartera, amparada en la intervención de la sociedad decretada bajo su presidencai. Sin embargo, se vio acorralada por los diarios de Pilar Giménez-Reina, donde se recogía el supuesto papel de Valiente como avalista de la firma de valores dentro de la Comisión. No fue imputada, pero sí declaró en la investigación judicial.
Hasta entonces, en su currículum constaba como principal hito la denuncia de favores fiscales del PSOE a determinados empresarios, trama que acabó siendo una obra de ficción. Durante la trama de Gescartera, por otra parte, prácticamente todos los indicios apuntaban a la existencia de dinero negro en aquella opereta de políticos, obispos, cantantes, guardias civiles y organización de ciegos.
Ahora, en una época en la que los que cobramos nómina cargamos con la mayor parte de los esfuerzos para recomponer las cuentas públicas, Cristóbal Montoro, que asistió impávido a la caída de su número dos por Gescartera, coloca a Valiente como responsable de perseguir a los defraudadores. Decisión que demuestra una sorprendente tolerancia hacia alguien que salió escaldada de dos grandes escándalos político-financieros. ¿De verdad no había otra persona?
Música contra la crisis, The Wedding Present. Interstate 5.
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