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Columna
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La ayuda del BCE conlleva riesgos

Los bancos deberían tener cuidado con los regalos de Mario Draghi. El presidente del Banco Central Europeo (BCE) ha evitado un desastre económico en la eurozona y provocado una recuperación de los mercados. Pero si la economía real no participa en los beneficios, la banca puede encarar un nuevo retroceso.

Los préstamos a tres años del BCE han eliminado el riesgo de que los bancos de la eurozona se quedaran sin liquidez y han reducido bruscamente las opciones de un colapso crediticio. También han dado a las entidades un incentivo para comprar deuda soberana, ayudando a los Gobiernos de la eurozona en dificultades. Pero los préstamos llevan consigo riesgos políticos y reputacionales, al facilitar operaciones de dinero rápido, como usar la financiación del BCE, que cuesta un 1% al añom para comprar deuda española e italiana, con un rendimiento unas cinco veces superior. La tentación para los bancos será la de desviar parte de esas ganancias a los bolsillos de los empleados. Los bancos ya están tratando de evitar cualquier sugerencia de que los traders se enriquecen con los fondos del BCE. Barclays ha dicho que cualquier ganancia derivada de los 8.200 millones del BCE sería excluida de su partida de beneficios.

En realidad, el beneficio directo de los préstamos del BCE es relativamente pequeño. Para Barclays, tomar prestado del BCE le resulta 67 puntos básicos más barato que si tuviese que pagar por deuda asegurada con un vencimiento similar. Eso implica un impulso a los ingresos anuales de 55 millones. La gran dificultad es que Barclays y otros también se han beneficiado del rally originado por el BCE, que ha levantado el valor de sus activos en sus balances, estimulado el volumen de sus operaciones y la emisión de bonos. Esos regalos serán difíciles de eliminar de los beneficios.

Una recuperación en la eurozona depende de que los bancos recuperen su salud. Pero eso aún queda lejos: los depósitos de la banca en el BCE han alcanzado un nuevo récord. Si bancos y banqueros empiezan a descorchar el champán mientras el resto de la economía se rehabilita, los políticos explorarán formas de aguarles la fiesta.

Por Peter Thal Larsen

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